No es posible

Seguridad y educación son los temas que monopolizan las conversaciones de carácter político-electoral. Frente a la actual situación los ciudadanos quieren creer que hay una solución para estas preocupaciones, que podemos volver a vivir en un país donde se pueda caminar sin miedo por la calle, ir al Estadio y sin temor, recibir una educación con valores y capacidades laborales modernas. Recuperar el orgullo de poder decir que no hace falta pagar para recibir una enseñanza de primera, señalar a propios y ajenos que en nuestro país es verdad aquello de que, en la línea de salida de la vida, todos parten con las mismas aptitudes, valores y destrezas para lograr lo que deseen.

Los candidatos deben de ser explícitos y creíbles en el análisis de este tema, alejarse de las vaguedades y los lugares comunes, para proponer cosas concretas para hoy y para mañana, en una labor convincente y de ancha base. En este planteo debemos de ser muy sinceros: con el Frente Amplio gobernando no es posible llegar a una solución de fondo en la enseñanza. Lo decimos con fundamento, a partir de señales inequívocas y concretas. El tiempo del F.A. en la conducción del país ha sido más que suficiente para probar esa imposibilidad.

El balance de lo hecho contando con la suma del poder, recursos muy abundantes y las que creíamos eran buenas relaciones con las gremiales docentes es negativo. Ni esto ni aquello ni lo otro fueron suficientes. No saben, no quieren o no los dejan.

La convocatoria presidencial del día inaugural, al grito de “educación, educación, educación” suena hoy como patética lamentación de impotencia. Poderes jurídicos, todos. Los de rango legislativo y los administrativos, las mayorías para nominar y para sustituir. Poder material es decir dinero, recursos, en cantidades no imaginables siquiera en anteriores administraciones. ¿Qué uso se hizo de estos instrumentos?

Los hechos responden con inigualable elocuencia. Una nueva ley de educación incorporando a directores elegidos por los docentes fue la gran noticia. Pagaron viejas deudas con los gremios y escamotearon a los gobernantes elegidos democráticamente la conducción de nada menos que la educación pública. Detengámonos en este aspecto.

La anterior ley exigía que los seleccionados por el gobierno tuvieran un cierto nivel profesional. Hubiera sido bueno elevar esa exigencia, reclamar más años de experiencia o más altos niveles de ejercicio docente, pero nunca escamotearle a los gobernantes elegidos por...

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