Un nuevo ministro

No se renuncia "en cuotas" y menos de la Cancillería. O se está o no se está. Pero a medias las cosas no funcionan.> > La actitud de Ernesto Talvi sigue desconcertando. Es demasiado inteligente y formado para pensar que actúa con ingenuidad. Pero lo cierto es que en su confusión se enredó él mismo, enredó al gobierno y enredó al país. > > Desde el momento en que se supo que tarde o temprano Talvi se iría, su cargo perdió el peso que debería tener. ¿Qué sentido tiene que otros países y organismos internacionales interactúen con Uruguay cuando saben con certeza que no es ese el canciller con el que deben hablar? Un ministro que está en la puerta de salida ya no cuenta.> > Corrieron diversas versiones de cuándo pensaba irse. Por un lado se habló de seguir hasta fin de año para concretar los acuerdos del Mercosur con la Unión Europea y retomar las negociaciones comerciales con Canadá, Singapur y Corea. Además coincidía con que Uruguay ejercía la presidencia pro tempore de Mercosur. Por otra parte se dijo que quería irse antes de las elecciones municipales o tal vez una vez aprobada la ley de urgente consideración. El tema es que nunca quedó clara una fecha. > > En ese contexto era obvio que el presidente buscaría un sustituto. Que ya hubiera un nombre en la vuelta (cualquiera fuera) no podía sorprender a Talvi ni hacer que eso acelerara su tan anunciada renuncia.> > Renuncia que además hizo pública el día antes de la cumbre (virtual) del Mercosur en que Uruguay asumía la presidencia pro tempore. Anunciarla en ese particular momento, responderá o no a intenciones políticas o personales, pero ciertamente pareció pasar por alto que debió considerar el interés coyuntural del país. > > La propia carta de renuncia está redactada en forma extraña. Sostiene que "los tiempos en el gabinete los marca el presidente de la República". El problema es que el tiempo no lo marcó el presidente, lo marcó el propio Talvi. Fue él quien dijo que se quería ir: no se le pidió la renuncia.> > Lo mismo vale cuando afirma que nada más lejos de su intención es "ser un obstáculo" para que el presidente nombre al sucesor. ¿Por qué "un obs- táculo"? Si el canciller decide irse tras estar solo tres meses en el cargo, es obvio que no está en condiciones ni de influir ni de obstaculizar la designación de su sucesor.> > En medio de toda este entrevero y ya sabiendo que se iba, Talvi anunció cómo sería su gestión como ministro, su "nueva diplomacia". Ello provocó discrepancias y...

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