La obra de Hitchcock

Minuto 30. Nacional pierde 2-0, De los Santos no acierta una, Fucile se retira lesionado, Rafa García sangrando -tras recibir un codazo-, los tricolores se repiten en centros para que rechacen Fosgt y Péndola, y el técnico Álvaro Gutiérrez intenta emparchar el descalabro. A esa altura, en un Parque Central que explota con una hinchada que empuja como siempre, quedan dos alternativas: el partido de la tercera fecha recorrería para Nacional el camino para transformarse en esa victoria heroica, con ribetes históricos y celebrando el tercer triunfo consecutivo, o se iban a correr las cortinas que con transparencias habían dejado ver algunas flaquezas defensivas pese a los primeros éxitos. Al final, por errores propios, con mala suerte (porque tuvo nueve situaciones de gol), con los zagueros rivales como figuras, con el golero Da Silva como un gigante en el área, Nacional está en el lugar más incómodo. Porque le duele al hincha y, mucho más, a un equipo que quedó en evidencia, por su fallas. Porque Díaz, el mejor de los tricolores, provocó a los 11' el primer despatarro de la defensa, cuando en su cancha y ante un rival, intentó salir jugando, perdió la pelota y dejó mal parado a su equipo, en ridículo a De los Santos, y promovió una acción ofensiva de El Tanque que con la velocidad y precisión de Federico Rodríguez, y el vértigo del fútbol bien resuelto, terminó en el cabezazo de Murillo, el más chiquito en el área, y el 1-0 visitante. Si antes de ese gol, el visitante había salido decidido a cuidar cada metro de la cancha y esperar a Nacional con un equipo bien compacto, de ahí en más iba a reafirmar esos conceptos. Más después del 2-0. Así...

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