Occidente, nosotros

Fecha de publicación21 Abril 2024
Entre 492 y 449 AC se enfrentó el Imperio Aqueménida de los persas (o medos) con las ciudades-estado griegas. De aquellos lejanos tiempos nos llega el recuerdo de los emperadores Ciro y Darío y los gloriosos atenienses Temístocles y Milcíades, a quienes recordaremos dentro de pocos meses en la Olimpiada de París cuando se corra la Maratón, la prueba emblemática del atletismo que recuerda la batalla de 490 AC, clamorosa victoria de los griegos.



Como se advierte, estos conflictos entre el viejo imperio persa y el Occidente no son nuevos y nos hablan de una larguísima historia, en que de todo ocurrió en esa región, incluso su conquista por Alejandro Magno, el rey de Macedonia, hijo de Filipo y discípulo de Aristóteles. Por cierto, no siempre fue enfrentamiento, porque hasta 1979 el Irán estaba íntimamente vinculado a las potencias occidentales bajo el imperio del sha Mohamed Reza Pahleví, que había ascendido al trono en 1941 y cayó cuando se produjo la revolución religiosa comandada desde París por el ayatola Jomeiní. El sha había celebrado en 1971 los 2.500 años del imperio en una ceremonia tan fastuosa y fascinante para el mundo occidental, que hasta en las revistas del corazón solían ser portada sus esposas, las princesas Soraya y Farah Diba.



Todo se derrumba en 1979, con una revolución teocrática que corta el proceso de occidentalización, para instalarse un ascetismo religioso de entonación medieval. Al año siguiente, Irán se enfrenta, durante una guerra de ocho años, al Irak de Sadam Huseín, entonces apoyado por EE.UU., aunque parezca hoy ciencia ficción. Este mismo Huseín invade luego a Kuwait y ahí una gran coalición occidental, autorizada por Naciones Unidas y encabezada por los EE.UU., enfrenta al dictador irakí. Nosotros habíamos llegado al gobierno en 1985 y hacíamos malabarismos para no comprometer nuestras exportaciones de arroz.



El hecho es que aquellos polvos trajeron estos lodos, porque Irán, que no es árabe sino persa o medo, pasa a ser el epicentro del chiismo, una de las dos grandes corrientes del Islam, opuesto al sunismo, mayoritario, cuyo líder natural es Arabia Saudita. En el origen de esta guerra está precisamente esa rivalidad, porque Israel había avanzado en el llamado Acuerdo Abraham con los Emiratos, Baréin, Sudán y Marruecos, hasta que comienza una aproximación a Arabia Saudita y allí Irán lanza entonces el ataque de su brazo terrorista, Hamas, el 7 de octubre. El objetivo era mediatizar esa aproximación y perturbar a todo el mundo...

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