La odisea literaria de James Joyce

Alfredo AlzugaratEL 8 DE OCTUBRE de 1904 Joyce tomó la decisión más importante de su vida. Junto a Nora Barnacle, que será la compañera de sus días, abandona su Dublín natal. Emprende su exilio voluntario llevando consigo unas escasas pertenencias de segunda mano y once capítulos manuscritos de Stephen Hero, un embrión de lo que luego será Retrato de artista adolescente. Ha comprendido que su vocación de escritor acabará por traicionarse si no halla pronto formas expresivas que solo podrá encontrar lejos de la parálisis cultural y de la asfixia que reina en Irlanda. Tiene 22 años y hasta entonces ha sido un destacado estudiante, distinguido por sus conocimientos enciclopédicos y su amplio registro de lecturas. Por lo temprano de su decisión, su exilio es considerado emblemático para decenas de escritores que a lo largo del siglo XX siguieron su camino.Para Giorgio Melchiori (Roma, 1920), un especialista en obras de Shakespeare y Joyce recientemente fallecido, es el punto de partida para los nueve ensayos que agrupa en este libro titulado Joyce, El oficio de escribir.EL LARGO ADIÓS A DUBLÍN. Reñido con la estética realista dominante en su tiempo, el joven Joyce admiró a Henrik Ibsen, quien, desde su drama Casa de muñecas en adelante, era considerado por sus coetáneos como un inmoral. Escribe sobre él su primer ensayo, "Cuando despertamos a los muertos", que, ofrecido a una prestigiosa revista, llega a manos del dramaturgo noruego, quien le escribe agradeciéndole. Joyce recibió la carta como un desafío. Un año más tarde, después de aprender noruego, le respondió en su propio idioma. Quizá ese fue el comienzo de su magnífica competencia con las lenguas, cuya consecuencia última será su obra Finnegans Wake. Pasados otros dos años, ganándose la vida como escribiente en un banco de Roma, manejará con toda soltura cuatro idiomas a la vez. Pronto escribirá sus cartas en italiano.Los primeros años del exilio llevaron a Joyce y a Nora a Zurich, a Trieste (donde nació Giorgio, su primogénito), a Pola, a Roma y otra vez a Trieste donde en 1907, a causa de su afición a la bebida, es conducido al hospital de pobres de esa ciudad con un ataque de fiebre reumática que terminará afectando su vista. En los mismos días y en el mismo lugar será internada su esposa para dar a luz. La salud de Joyce y la de su hija recién nacida, Lucía, condicionarán buena parte de su existencia desde ese momento. Sin embargo, es también en este año cuando con un cuento magistral, "The Dead", termina de escribir Dublineses.El origen de estas narraciones breves fue casual. Todavía en Irlanda, el poeta George Russell, condolido por la indigencia de Joyce, le ofrece escribir "algo simple, rural, vivo, patético" para el periódico The Irish Homestead, órgano de la Sociedad para la Organización Agrícola Irlandesa. Joyce aceptó y publicó el primero de...

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