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LA EDUCACIÓN Y LA CRISIS DEL VALOR DE LO PÚBLICO, de Henry Giroux. Criatura editora, 2012. Montevideo, 224 págs.ESTE LIBRO ES, en la mejor acepción, un panfleto. Un texto de pelea, en los que es tan rica la democracia norteamericana, desde la misma Revolución de 1775. Giroux (Providence, Rhode Island, 1943) retoma valores de la mejor tradición democrático-radical de su país, acentos propios de Walt Whitman, referencias a C. Wright Mills y James Baldwin, así como también a las luchas por los derechos civiles en los 60, cruzadas con la lectura de pedagogos de otras latitudes, como Pierre Bourdieu y Paulo Freire.El texto reseña y enjuicia la sustitución, desde los 80, de centros educativos públicos por otros subvencionados con fondos estatales, pero de gestión privada, con fines de lucro y gestionados como empresas. Según el autor, se prioriza en demasía la inserción laboral y la retención de datos que permitan aprobar pruebas estandarizadas, pero renunciando a una formación crítica, que brinde no sólo supuestas herramientas de inserción laboral y avance personal, sino también valores ciudadanos, vitales para la defensa y profundización de la democracia.Giroux considera que la democracia norteamericana está en peligro, y no sólo en el terreno educativo, por el avance mancomunado del fundamentalismo religioso, la segregación racial y de clases, el militarismo y el endiosamiento del mercado y lo privado por sobre el Estado y lo público. Critica de modo virulento e incisivo que se quiera aplicar a la crisis educativa los mismos criterios que precipitaron la crisis financiera de 2008, y plantea el posible estallido de una "burbuja" especulativa de la educación, pues son cada día más los estudiantes que toman créditos educativos casi impagables, a cambio de unos cursos que no pueden completar o en el mejor de los casos otorgan títulos de poco valor.Varios temas del libro merecen atención, más allá de lo específico del caso norteamericano. El problema del lenguaje, por ejemplo, pues el sistema educativo, en aras de empirismo y tecnicismo, priva al ciudadano de la capacidad de abordar textos complejos. Esto le impide cuestionar al sistema, y lo hace vulnerable ante discursos simplistas repetidos desde los medios. Giroux reclama para el docente la condición de intelectual público crítico, no de mero aplicador de recetas educativas, y en ese rol su trabajo con el lenguaje debe apuntar a la síntesis de rigor y accesibilidad, de modo de volverse un disparador de...

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