En el partido más difícil

Tras el retiro, Paolo Montero terminó en un sicólogo; Marco Vanzini lo proceso antes.El 17 de mayo de 2007 llegó al vestuario del Centenario después de la derrota de Peñarol ante Danubio, se sentó en las duchas a fumar un cigarro y le dijo a sus compañeros que no jugaba más.Auténtico, como siempre, Paolo Montero dejó de boca abierta al reducido auditorio que hasta ese momento no sospechaba nada acerca de retiro del capitán de Peñarol. "Les dije dos veces: `No juego más`, y nadie dio crédito. Unos días después vinieron como 15 (integrantes del plantel) a casa para convencerme que jugara la Liguilla, pero ya lo había decidido y no tenía vuelta. Quería irme estando vigente deportivamente", explicó a Ovación el excapitán de Peñarol y de la selección.En el cierre de la temporada 2013-2014 del fútbol uruguayo, en la que algunas de las figurasse acercan al final de su carrera y reservan para la intimidad las sensaciones de los últimos días en una cancha, vale repasar testimonios que con el avance de los años los protagonistas cuentan con la libertad que otorga las distancias en el tiempo.Paolo, que en ese momento tenía 35 años, vuelve al relato: "Ese día llegué a casa y le dije a mi señora que no iba a jugar más. Ella me respondió: `Pensalo`. `Ya lo tengo resuelto`, le dije, y tá, se acabó el fútbol".Tres semanas después del adiós de Paolo, en aquel 2007 otro jugador identificado con los hinchas, en este caso de Nacional, anunció su retiro. El 6 de junio, Marco Vanzini jugó su último partido como profesional. "Tenía meditado mi retiro desde un año antes, por eso mi salida...

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