¿Qué pasa en China?

El gobierno decidió que no era conveniente que se vieran a los hinchas de todo el mundo sin tapabocas... Fueron múltiples las restricciones insólitas impuestas en China en casi tres años de política "covid-cero"; que se sumaron a testeos masivos, centros de detención para infectados y constantes limitaciones a la movilidad. Las bajas cifras de muertes asociadas a la pandemia fueron consideradas como un gran triunfo para el presidente Xi Jinping. Esto le permitió validar internamente su posición respecto a la superioridad del sistema chino sobre la democracia occidental. Fiel al nacionalismo plasmado en su política de "hecho en China" iniciada en 2015, Xi se ha negado reiteradamente a aceptar las vacunas extranjeras. Todas las dosis aplicadas en China son de fórmulas locales, que, según los expertos, son menos efectivas y se desvanecen más rápido que las desarrolladas y utilizadas en occidente. Al convertir la política "covid-cero" en una prueba de lealtad, Xi ha transformado una crisis sanitaria en una potencial crisis política. Al seguir adelante a pesar de los efectos en la economía, ha puesto en duda una máxima de su Partido Comunista: que solo él puede garantizar la estabilidad y la prosperidad. La única razón por la que China se ha apegado al "covid-cero" es porque es la voluntad de Xi. Al ser una iniciativa personal, nadie en la burocracia ni entre las élites políticas se ha atrevido a cuestionarla, incluso cuando desafiaba el sentido común. La política ha sido ruinosa: dañó la economía, agotó las finanzas de los gobiernos locales y provocó una ira generalizada contra el régimen. El 26 de noviembre arrancaron las protestas en varias ciudades, con gente...

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