El pasado es nuevamente el futuro

Louis Vuitton indaga en un tiempo pretérito imaginario para lanzar sus nuevas propuestas. La tradicional marca de moda, hizo su desembarco en Mónaco el pasado sábado.ynbsp;El desembarco deynbsp;Louis Vuitton en Mónaco el sábado pasado tuvo mucho de alianza de civilizaciones. Dicen que fue idea de la princesa Charlene: montar el desfile más espectacular posible a los pies del palacio. Lo nunca visto en Monte Carlo. Todos ganan: la maison saca músculo de su saber hacer tradicional en plena subida del mercado del lujo global y el principado se sacude el polvo.Más de un turista despistado, de esos que buscaban refugio en algún recodo frente a una ciudad vallada en previsión del inminente Gran Premio automovilístico, se encontró también el acceso vetado al lugar donde se escenifica cada día el cambio de guardia. En su lugar, una enorme caja de vidrio tomaba el patio con una fila única de sofás serpenteantes en su interior para recibir a 350 elegidos.En los años recientes, las firmas de lujo se embarcaron en su particular ruta de la seda para seducir a los nuevos mercados. Arabia Saudí, Rusia y Asia se convirtieron en escenario de esta guerra.Si la moda democrática ha dejado alguna certeza es que parte del éxito está en traer ropa nueva todo el tiempo a la tienda. El mercado del lujo tuvo que dejar atrás el atrofiado sistema de dos temporadas anuales para atraer todo el año.Louis Vuitton, por ejemplo, distribuye anualmente siete líneas solo de mujer. Y las colecciones crucero o resort se alzan con magnetismo. El concepto nació pensado para quienes viajan en busca del calor durante el invierno pero, quizás auspiciado por el cambio climático, ha...

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