Algo va a pasar

QUIZÁS SU NOVELA más conocida sea Crímenes imperceptibles (2003), adaptada al cine como Los crímenes de Oxford , dirigida por Alex de la Iglesia y con las actuaciones de John Hurt y Elijah Wood, pero el argentino Guillermo Martínez (Bahía Blanca, 1962) ya ha dado forma a una obra numerosa, ha ganado importantes premios entre ellos el Planeta y el Fondo Nacional de las Artes, ha publicado uno de sus cuentos en The New Yorker y es uno de los escritores más traducidos de su país. Su hasta ahora primer y único libro de cuentos había sido Infierno grande (1989); a él siguieron novelas como la ya mencionada, La muerte lenta de Luciana B. (2007) y Yo también tuve una novia bisexual (2011), además de algunas recopilaciones de artículos y ensayos, entre ellas Borges y la matemática (2003) y La fórmula de la inmortalidad (2005). Matemático y filósofo, hace apenas algunos años que abandonó sus tareas académicas y docentes para dedicarse exclusivamente a la literatura, y ahora acaba de dar a conocer su segundo libro de cuentos, Una felicidad repulsiva .Se trata de once relatos de muy disímil extensión, desde “El peluquero vendrá”, de apenas tres páginas, hasta “Una madre protectora”, que toma las formas de una nouvelle de casi 60 páginas. En ellos, un elemento primordial enhebra las tramas: el suspenso. Martínez sabe manejar de modo admirable los pasos y las distancias del misterio, de lo ominoso que rodea ciertos preceptos del mal, y lo hace sin exasperaciones ni vueltas de tuerca gratuitas, aunque bien vale la pena decir que ello lo logra con mayor fortuna en los relatos más largos. Así destacan del conjunto, además del que da nombre al volumen y el citado “Una madre protectora”, “El I Ching y el hombre de los papeles”, “Help me!” y “Un gato muerto”, como si su escritura necesitara de espacios amplios para desarrollarse.Por lo general, el protagonista central de los mismos es una pareja en crisis, o bien todo un grupo familiar que mira con asombro e incredulidad cómo otros seres humanos son capaces de acceder a la felicidad. En ese sentido, el planteo inicial de los relatos es claro, compacto, y la trama se dedica luego a perseguir, de modo casi obsesivo, los rastros de la descomposición sentimental que puede adquirir desenlaces brutales o cierres de una melancolía desmedida.Yo pienso en general como un cuentista y tiendo a una...

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