De pastor a indigente por un día: 'falta solidaridad'

Un pastor de Fray Bentos se disfrazó de mendigo para medir el comportamiento de los lugareños, incluso de los fieles que van a su iglesia. Pudo comprobar lo que temía: cómo una persona en situación de calle sufre la indiferencia de la sociedad."Es algo que vengo haciendo desde hace tres años. En los inviernos me visto de indigente e intento meterme dentro de lo que esa persona siente cuando está en la calle", contó a El País, José Martínez Bouchatón, pastor de la iglesia Bautista de Fray Bentos. Dicha experiencia la llevó a cabo en Paysandú, Nuevo Berlín y Fray Bentos.La última vez permaneció tres horas acostado en la vía pública, pero como nadie le tendió una mano, se fue para su casa rendido por el frío y la falta de solidaridad. Otras veces golpeó en las puertas de autoridades y en los hogares de quienes alguna vez fueron sus clientes en trabajos de pintura. Excepto algunas personas, la mayoría reaccionó cerrando la puerta sin siquiera escuchar el pedido de ayuda. Pintor y decorador de oficio, expolicía y comisario de ciclismo, Martínez dedica hoy gran parte de su tiempo a atender la ONG El Encuentro, que en Río Negro atiende a personas en situación de calle y rehabilita a adictos de drogas que llegan desde diferentes ciudades del litoral."Intento dar un mensaje de amor al prójimo porque muchas veces solemos juzgar a las personas sin saber el motivo que los llevó a estar en esa situación. En muchos casos se trata de gente bien, que ha tenido su familia, un trabajo, pero por alguna razón ha terminado sin más opción que la calle. Ellos pertenecen a nuestra sociedad, por eso debemos darles una mano que generalmente les negamos, y hasta los discriminamos" explicó el comprometido pastor.EXPERIENCIA. Martínez contó que al cabo de tres años realizando esta acción ha recogido distintas anécdotas en su "vida indigente". En algunos casos fue hasta los hogares de las autoridades departamentales, donde obtuvo respuestas de todo tipo."Algunos me querían dar monedas..., otros comida" y contó que también ingresó al comedor de INDA para ver có-mo se comportaban. Felizmente lo atendieron "muy bien", aunque no todos son buenos recuerdos."Una vez me echaron del banco de la plaza, solo por sentarme ahí. Después, a las personas que les golpeaba la puerta, las conocía por haberles realizado diferentes trabajos y al verme vestido así (irreconocible) me echaban sin darme la oportunidad de explicarles na-da", cuenta el pastor, que incluso entregaba una carta y pedía que la...

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