Una película donde la desgracia puede convertirse en un negocio

Mañana se estrena "La chispa de la vida", drama con toques de comedia, dirigido por el español Álex de la Iglesia, con José Mota y Salma Hayek como protagonistas y una propuesta destacada.Por una de esas vueltas muy difíciles de explicar que tiene la cartelera local, mientras hoy se está estrenando en Río de Janeiro, para todo el mundo, el documental que de la Iglesia dirigió sobre el astro de la Selección Argentina de Fútbol, Lionel Messi, por estos lugares llega una película del mismo director lanzada originalmente en 2011 y que de hecho ya circula por la televisión para abonados desde hace un buen tiempo.> Si no puede ver el video haga click aquíNi siquiera es la película inmediatamente anterior a Messi -el flamante documental sobre el argentino-, ya que hace poco llegó, esta vez sin mayores dilaciones, Las brujas de Zugarramurdi, ese exabrupto gótico y superproducido del director de La comunidad (2000), entre otras.Estos inexplicables retrasos que aunque vuelven a esta película una posibilidad más de revisitar el cine reciente del cineasta oriundo de Bilbao que de ver sus últimas novedades, no la vuelven algo menos interesante.Si el título de esta película remite al lector irremediable e instantáneamente al recordado eslogan publicitario de una célebre bebida cola, si puede sentir el ruido de la botella recién destapada y las burbujas asomando, no está del todo equivocado. Roberto (Mota), uno de los protagonistas de la historia, es justamente un exitoso publicista que se hizo muy famoso por aquella ingeniosa idea. O más justo sería decir que lo de publicista todavía es pero lo de exitoso ya fue, porque ahora el hombre está en el paro. La efervescencia de la felicidad parece perdida definitivamente -el clásico problema sin solución de dejar destapada la felicidad dejando que se pierda la chispa y quede en su lugar solo un jarabe oscuro- y ahora Roberto se pasa el rato pensando en los tiempos en que fue feliz.En busca de los tiempos felices es que el personaje vuelve al hotel donde pasó la luna de miel con su mujer (Hayek), pero ni hasta eso le sale del todo bien, porque lo que se encuentra al llegar poco tiene que ver con el idílico paisaje que esperaba. En su lugar se encuentra con un museo que fue montado en los alrededores del teatro romano de la ciudad.Desanimado, Roberto termina metiéndose en la zona de obras y sufre un accidente que lo deja en una posición en la cual si quiere mantenerse con vida no puede moverse...

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