Lógica perversa

Muchos uruguayos quedaron asombrados ante el ataque de Fenapes a los colegios privados de inscripción gratuita que empiezan a reproducirse en barrios de contexto crítico. Y ese asombro es fácil de entender. Día tras día, esas experiencias están ofreciendo oportunidades muy reales a uruguayos de carne y hueso que estaban casi condenados a abandonar los estudios o a fracasar en ellos. Atacar algo semejante es un acto de brutal insensibilidad social.Esto es especialmente cierto si se tiene en cuenta que esa población apenas tiene alternativas: no sólo ocurre que la cuenca Casavalle es la zona del Uruguay donde se dan los peores indicadores de abandono escolar y mala calidad de aprendizajes. Además ocurre que, siendo una zona densamente poblada y con el crecimiento demográfico más alto del país, apenas hay liceos públicos. Nadie está compitiendo con lo que hace la enseñanza pública en esa zona, sino que se está contribuyendo a llenar un vacío.El ataque de Fenapes contra instituciones como el Jubilar e Impulso está cargado de errores e inexactitudes. No es verdad que el Estado asuma ninguna “responsabilidad de crear los establecimientos”. En realidad, ocurre todo lo contrario: el Estado no arriesga ni se hace responsable de nada. Todos los riesgos son asumidos por los promotores de estas experiencias.Tampoco es verdad que las empresas donantes incrementen “sus ganancias lucrando con la educación de los pobres”. Aquí no hay ninguna forma de lucro. Más aun: cada una de las empresas donantes aporta más, y no menos, de lo que le costaría pagar sus impuestos. Si quisieran ahorrar dinero, jamás se meterían en esto.Lo que sí es cierto es que hay una renuncia fiscal de parte del Estado, que acepta devolver impuestos por un monto equivalente a una parte del...