En pie de guerra

FABIÁN MUROCon Lacalle era más fácil. Con él del otro lado uno la tenía más clara...", dice Manuel Oroño, secretario general de la Federación Nacional de Profesores de Enseñanza Secundaria (Fenapes) con un tono de desconcierto. O desconsuelo. Tener que enfrentar una patronal con la que muchas veces se comparte ideología -y que fue un aliado político durante años- es un desafío tanto para el sindicalismo público como para un gobierno del Frente Amplio.Aunque en el discurso de un lado y del otro siga habiendo coincidencias -el propio Oroño se encarga de recordarlas más como un ejercicio para sí mismo que para el interlocutor- en los hechos el divorcio entre algunos de los sindicatos más importantes y el gobierno de José Mujica parece consumado.Y en la separación de bienes, por ahora, viene ganando el gobierno: la imagen de algunos trabajadores públicos y sus gremios -como los que representan a sectores de la Enseñanza y la Salud- no está en uno de sus mejores momentos. Incluso quienes hablan a favor de un Estado "fuerte" y grande, como por ejemplo el vicepresidente de OSE y ex asesor de sindicatos como Fenapes,, Daoiz Uriarte, empiezan refiriendo a esa mala imagen del funcionario público.El incremento en la tensión entre gobierno y sindicatos públicos se viene dando desde 2011. El secretario general de la Confederación de Funcionarios el Estado, COFE, Joselo López, le recuerda a Qué Pasa la movilización de 6.000 personas en noviembre, por ejemplo.Estos conflictos, sin embargo, se vienen gestando desde que asumió Mujica. Si Lacalle alguna vez les dijo a los trabajadores públicos "ustedes hagan como que trabajan y yo hago como que les pago", Mujica ni siquiera se preocupó por emplear un tono jocoso: "Todos ustedes son suplantables", les dijo a funcionarios de Ancap, en mayo de 2010.Pero en los últimos meses se intensificó -como siempre en zafra de Rendición de Cuentas-, cuando los trabajadores de Ancap cortaron el suministro de nafta en reclamos por condiciones laborales o cuando los funcionarios de Salud Pública intentaron ocupar centros y fueron desalojados, amablemente eso sí, por la fuerza pública o cuando los públicos afiliados a COFE entraron a prepo al ministerio de Economía. El panorama se completa con incidentes violentos durante una ocupación de la Biblioteca Nacional y los reclamos de gremios docentes. Varios frentes de batalla de una guerra que tiene al gobierno ocupado (ver recuadro): su rival es un ejército mal visto de 265 mil uruguayos que reclaman beneficios y privilegios que el resto de los trabajadores no tiene. Así le es difícil conseguir simpatías.Para Oroño el gobierno "abandonó" las promesas que hizo durante la campaña electoral. En todo lo que, por lo menos desde Fenapes, se coincidía -país productivo, redistribución de la riqueza, privilegiar a la enseñanza pública- hoy se discrepa, según el sindicalista comunista.Para Juan Castillo, quien ocupó hasta hace poco uno de los puestos directivos de la central trabajadora -coordinador del Pit-Cnt- y hoy está en la conducción...

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