La poltrona y la siesta

Llegará el momento en que todo el mundo hable todos los días de los temas más importantes y que más nos acucian, en vez de perder el tiempo en tanta cosa menor.> Por ejemplo sobre la reforma del Estado que prometió ser la madre de todas las reformas y no ha logrado “parir” nada revolucionario.Revolucionario en el drástico cambio que tiene que haber en la cabeza de la gente. Si ésta (el funcionario) responde y actuara de acuerdo a su responsabilidad, no sería tan dramática la cosa. Gestión parece ser la palabra mágica y seguramente lo sea.Se me ocurre que tiene que haber un cambio de actitud previa: el elemento confianza debería comenzar a primar. Confianza del administrado que sabe que será bien atendido, o que sabe que se le responderá la inquietud que envió por escrito o que le consta que siempre tendrá una respuesta (por más que la misma no satisfaga sus intereses). Confianza del administrador que sabe que el administrado está bien intencionado, que no pretende hacer nada fuera de la normativa, que actúa de buena fe, que necesita una respuesta simplemente para seguir trabajando.¿Sucede eso? Casi en las antípodas.Es elemental que el administrador se coloque del otro lado del mostrador y vea que allí existe (en el caso de la construcción en vivienda que es mi rubro), un promotor privado que arriesga mucho dinero, obviamente para lograr utilidad en primer lugar, pero luego procura embellecer la ciudad con su proyecto, contempla una necesidad básica de la gente como es la vivienda (en el estrato social que sea), invierte en el país, da trabajo a una multitud de personal, el fisco recauda, el BPS recauda, se genera el círculo virtuoso en derredor de una obra en construcción.La conclusión es notoria: para que dicho círculo (el de la construcción pero lo extrapolamos a muchas actividades) se perpetúe, es menester, entre otras cosas, mejorar aspectos de orden burocrático que nos rodean. No puede un jerarca o funcionario no responder una inquietud planteada con respeto y sentido común, apoltronado en su silla de gobierno y con el poder circunstancial que ostenta. Es inmoral que no lo haga.Hay que ahuyentarlos peros, hay que allanar el camino y no caer en la fácil tentación de que el cargo nos juegue una mala pasada. Porque también hay de eso; el poder obnubila, nos hincha el ego, nos hace creer imprescindibles y entonces muchas veces se actúa en consecuencia...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR