Poniendo la casa en orden

El médico que llevó al Frente Amplio al poder sigue fiel a su estilo: ejecutividad y silencio mediático. Innovó en Cancillería, se dice sorprendido por la situación económica que encontró e impone un orden a su gusto en el gobierno. Encuentra en la propia izquierda las mayores resistencias.

Detrás del presidente "más pobre del mundo", reapareció el doctor. Fiel a su estilo, en sus primeros 100 días de gestión Tabaré Vázquez reinstaló la sobriedad en las declaraciones, ordenó algunos planes que boyaban en el Ejecutivo integró el Plan Juntos al Ministerio de Vivienda y pasó Uruguay Crece Contigo al Mides e intentó atender con precisión de bisturí los gastos estatales. El contraste con José Mujica es más que conocido, pero el actual mandatario se encargó con energía de que los hechos sustentaran una de sus características más reconocibles: ser ejecutivo.

Aprobó 61 decretos, apareció 214 minutos en los informativos de televisión la mitad que su antecesor en los tres primeros meses de gestión, hizo buenas migas con los empresarios, chocó con el Pit-Cnt, fue para atrás y para adelante con el Fondes, mantuvo a un polémico Eleuterio Fernández Huidobro en Defensa, revisó la herencia Mujica, enfrió el proyecto Aratirí y el puerto de aguas profundas, silenció la marihuana y puso en el tapete al alcohol.

"En eso se nota la impronta personal", explica el politólogo Diego Luján. "Vázquez tiene una visión higienista de la sociedad". Es así que priorizó los asuntos de salud. Propuso el Sistema Nacional de Cuidados en un texto que ultimó el 11 de mayo. Confrontó con grupos feministas al afirmar que el tabaco "mata a más mujeres que los accidentes de tránsito o la violencia doméstica". Incluso buscó el consenso junto a los partidos de la oposición, trabajadores y empresarios para elaborar un proyecto de ley de regularización del consumo de alcohol y la tolerancia cero para los conductores. "Es un tema que ni siquiera apareció en campaña", señala Luján. "Con seguridad fue una estrategia para cambiar la psicosis internacional que causó la regularización de la venta de marihuana. El mensaje que quiso dar es: en Uruguay no se puede hacer cualquier cosa".

Hay cuatro carteras que, según indica la historia, en Uruguay los presidentes electos no negocian: Economía, Interior, Defensa y Relaciones Exteriores. Con algunos matices, el gobierno muestra una continuidad. Al menos así lo entienden los politólogos consultados. En seguridad interna sigue el mismo equipo de trabajo. Mantener a Eduardo Bonomi al frente del Ministerio del Interior, más allá de la baja popularidad, fue uno de los anuncios que hizo el propio Vázquez previo a las elecciones de octubre. Y cumplió.

Para el Ministerio de Economía y Finanzas, la confianza volvió a recaer en Danilo Astori. Si bien a menos de un mes de asumir, Vázquez le comentó a los ministros de la Suprema Corte de Justicia que la situación económica es "peor de lo que esperaba", no hubo un cambio en...

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