Al precio de la destrucción

El Frente Amplio y la Constitución de la República -obvio que por distintos motivos- salieron muy maltrechos del proceso de aprobación de la ley de Responsabilidad Penal del Empleador.Son los grandes perdedores de este lamentable episodio que consagró el triunfo del corporativismo sindical y abrió las puertas a otros gremios para que intenten una jugada similar. Pero no cualquier gremio: debe ser de los fuertes y poderosos, que nuclean mucha gente (que equivale a votos) y con capacidad de movilización. El resto que no se suba al carro porque pierde el tiempo.1) La actitud del FA fue de espanto y pone en franco cuestionamiento cuál es la razón de la existencia de distintos grupos adentro de ese partido. Allí conviven o sobreviven -en una degeneración de la vituperada Ley de Lemas- comunistas ortodoxos, neocomunistas, sectores con pasado violentista, de izquierda autodenominada libertaria, socialistas, populistas bolivarianos, demócratas cristianos, socialdemócratas, radicales ultras o un poco aburguesados, lo que hace imposible -a poco que se analicen los perfiles- un acuerdo ideológico. Se presentan a las elecciones con ese abanico electoral y luego gobiernan como si fueran todos iguales. Con un agravante: la realidad dice que la voluntad de unos pocos o de los grupos con escaso respaldo electoral pero con buena organización a nivel de bases, doblega a los sectores mayoritarios en el apoyo popular.Es más, para simplificarlo y sin entrar en el análisis de lo que representa la Mesa Política del FA y su especial integración, el panorama es el siguiente: el Frente recoge el 50% de los sufragios. Si la mayoría (esto es la mitad más uno) resuelve aprobar una ley, la minoría debe acatar, lo que en definitiva significa (si la oposición no acompaña) que las leyes se aprueban con el 26% o poco menos del respaldo electoral. De nada sirven los matices y los perfiles que puedan manejarse en su momento para atraer votos. Llegado el momento, los legisladores socialdemócratas, demócratas cristianos, comunistas y radicales levantan su mano todos juntos, en base a una mal entendida disciplina partidaria y enarbolando la bizarra bandera de la unidad frenteamplista. En una palabra, quien vota a Astori o al Frente Líber Seregni le está dando su respaldo al Partido...

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