Un preso que quiere ser ingeniero

Roy Vitalis (35) vive en dos mundos antagónicos: de noche duerme en una celda de cárcel de Punta de Rieles; de día asiste a la Facultad de Ingeniería.

Para sentarse en un aula de ese centro universitario, Vitalis recorrió un largo y pedregoso camino que incluyen heridas graves en tiroteos con la Policía y desavenencias con otros presos adentro de la cárcel.

Pese a que es hijo de una familia de clase media del barrio Jacinto Vera, Roy se armó primero para defenderse en peleas entre bandas de adolescentes a los 16 años y luego comenzó a realizar rapiñas como forma de financiarse.

"Nunca tuve necesidad de robar. Mi padre tenía su propio negocio y mi madre estudió Derecho hasta recibirse de procuradora", relata Vitalis, sentado en un banco de la Facultad de Ingeniería en la mañana de ayer.

Varios estudiantes lo reconocen y lo saludan en los pasillos de la Facultad de Ingeniería como uno más.

No saben que la historia que Roy carga en la espalda es más grande que su mochila llena de cuadernolas y libros de matemáticas. El pasado de Roy también es distinto al de otros presos que apenas terminan la escuela, provienen de cantegriles de la periferia y son hijos y nietos de delincuentes.

Los inicios de Roy en la delincuencia sí son similares a los de otros jóvenes. La rebeldía contra el sistema, el aburrimiento o la falta de desafío curricular y una mala junta lo llevó a la delincuencia como un tobogán que lo tiró de cabeza adentro de una oscura celda.

En esa primera etapa de su vida tenía 19 años Roy andaba por los patios de la cárcel con medio centenar de presos de su misma edad. Corría la adrenalina, los "ñeri" y la confección de "cortes" carcelarios (cuchillos caseros) eran cosas del día a día.

Al salir en libertad reincidió. Luego siguió un periplo delictivo que lo llevó hasta el infierno: un calabozo maloliente del Penal de Libertad.

En ese momento, la cabeza del joven recluso era una vorágine. Estaba llena de valores perteneciente a una contracultura carcelaria y marginal donde los códigos son distintos a los de "afuera". Es decir, el líder o el referente es aquel que cometió más delitos. Adentro de la cárcel se le denomina "brazo gordo" (musculoso) o el "pesado" del pabellón.

A los pocos años, Roy observó que llegaban a la cárcel camadas de adolescentes. Entrevió que ya era "un preso viejo". Ahí comenzó a pesar sus estudios, su formación y los consejos de su madre, Diana Bolatti. Observó que podía optar entre tirarse contra el sistema como lo...

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