Sin prisión

Un fiscal de Crimen Organizado acaba de dictaminar que quienes manejaron Ancap durante el gobierno del expresidente José Mujica incurrieron en delitos de abuso de funciones, estafa y peculado. En síntesis, para el fiscal estos jerarcas se excedieron en sus atribuciones, eligieron proveedores a dedo, realizaron negocios opacos y acordaron pagar multas millonarias en dólares sin tomar recaudo alguno para asegurarse que podrían pagarlas. Y eso sin contar que quien presidía la empresa, Raúl Sendic, usaba las tarjetas corporativas de Ancap para compras personales dentro y fuera del país.

Esta gente estuvo a punto de lograr el milagro de llevar a la quiebra a la empresa más grande del país, que además es la que tiene el monopolio del mercado de los combustibles y, por si fuera poco, vende la nafta más cara de la región y afecta la rentabilidad de los productores fijando un precio de gasoil que deja a quien trabaja sin oportunidad de competir. Les faltó poco. Para arreglar sus desaguisados hubo que aprobar de apuro una capitalización para Ancap de casi mil millones de dólares, dinero que salió de los bolsillos de los contribuyentes. Como siempre.

¿Y qué ha dicho el fiscal que ha analizado las múltiples denuncias que recaen sobre estas personas? Que considera que cometieron delito, pero que entiende que no hay razones para que vayan a prisión. Y que hay cosas que fueron denunciadas que, contra toda lógica, no son delito. Por ejemplo, pagar 5 mil dólares para hacer publicidad en una radio que no existe y que ese dinero vaya a parar a un dirigente político del mismo sector del entonces presidente de Ancap parece ser una minucia. Derrochar cientos de miles de dólares en una fiesta extrañamente costosa parece no merecer reproche...

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