'Problemas no se resuelven con tres valijas por persona'

Y el creador de Mario Conde, detective desordenado, bebedor y desencantado, a través del cual ha reflejado a la realidad cubana y sus problemas. Leonardo Padura visitó esta semana Montevideo, fue declarado Visitante Ilustre, dio un par de charlas, y habló amablemente con El País.

¿La apertura política de Estados Unidos hacia Cuba se nota en la vida cotidiana de La Habana?

Muy poco. Todavía está pendiente el embargo, que sigue existiendo. Es una ley que solo el Congreso norteamericano puede derogar. Obama ha tratado de suavizarlo en la medida de sus posibilidades, y lo ha conseguido en algunos aspectos. Recientemente, por ejemplo, empezaron los vuelos directos entre ambos países por compañías comerciales de aviación, y eso abarató como en un 60 % los pasajes. La gente va a venir con tres maletas desde los Estados Unidos, se va a dinamizar un poco la sociedad. Pero los problemas de un país no se resuelven con tres maletas por pasajero.

¿Y qué perspectivas tiene usted al respecto?

Hay un problema económico en el cual una participación normal norteamericana pudiera ayudar. Aunque también entraña el peligro de una nueva dependencia, a un mercado, a unos inversores poderosos. Y Cuba tiene una infraestructura muy envejecida: necesita todo. Hace falta arreglar las calles, las líneas telefónicas, la electricidad, el agua, aeropuertos, puertos. Crear industrias. Eso es necesario, pero entraña el peligro de que volvamos a ser los que producimos el azúcar, la mandamos a Estados Unidos, y ellos nos devuelven los caramelos.

¿Qué significa usted para los cubanos?

Hay una cantidad importante de gente de mi generación que siente que yo soy un poco su voz. Para nada el profeta. Mucha gente me lo agradece. Y otros lo lamentan, porque hubieran preferido tal vez otra crónica. Es muy contradictorio. A veces a nivel oficial tengo una recepción llena de sospechas y resquemores. Y a nivel de los lectores, tengo una recepción amable.

¿Cómo cambió en 25 años su personaje Mario Conde?

Mucho y poco. En sus principios esenciales, ese cabrón se niega a cambiar. Pero por otro lado, ha cambiado de oficio, ha envejecido. Le duele más el cuerpo, teme más a la muerte, es más escéptico. Pero su comportamiento en lo esencial apenas cambia, tanto que a veces me da temor que sea un personaje muy estático. Pero su función fundamental, que es observar la realidad cubana, es muy importante y está vinculado con cierta fidelidad a una perspectiva, a una forma de entender la vida.

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