Protesta por seguridad frente a la casa de Tabaré Vázquez

El grito se hizo sentir en medio de la gélida noche: "¡Mateo, Mateo, Mateo!". Cientos de vecinos del Prado se congregaron para recordar al joven de 20 años, asesinado el sábado de madrugada , frente a la puerta de la casa del presidente de la República, Tabaré Vázquez, a pocos metros de la esquina donde se produjo el homicidio.

Amigos, vecinos y otras decenas de personas se juntaron en la esquina de Lucas Obes y caminaron hacia la puerta de la casa del mandatario, ubicada en Avenida Buschental para reclamarle por mayor seguridad. Algunos tocaron el timbre. Familiares de Mateo colgaron de la reja del portón la bandera de Uruguay, con el nombre del joven en una franja negra.

También encendieron velas y colocaron carteles. Uno decía: "Quiero salir a jugar sin miedo a que me maten". Otro rezaba: "Estamos desprotegidos. Nos matan todos los días".

La concentración, que duró cerca de una hora, se llenó de cánticos y aplausos. "¡Ni un hijo más! ¡Ni un hijo más!", gritaban los vecinos.

Mateo Urtiaga volvía a su domicilio caminando, tras haber estado en casa de su novia la noche en que celebraban el cumpleaños de su cuñado. Sobre las 2:20 de la madrugada se escucharon disparos. El jóven fue herido en el tórax y en el cuello, por un desconocido que circulaba en bicicleta.

El fiscal Juan Gómez, que investiga el caso, dijo que aún no está claro qué desencadenó el episodio. "Si el móvil fuera una rapiña, no se consumó porque (a Mateo) no le faltó el celular, ni la billetera, ni dinero", indicó ayer a Canal 4.

Vecinos del Prado colocan una pancarta con el nombre de Mateo en la puerta de la casa de Tabaré Vázquez pic.twitter.com/JnDtYbai0v

La autopsia confirmó que la distancia a la que el homicida le disparó a Mateo fue de 50 centímetros.

La Policía, que no emitió un parte oficial sobre la muerte del joven, divulgó sin embargo que la víctima "tenía un antecedente penal por porte de armas".

Anoche, la tía de la víctima y amigos se indignaron por esa noticia y dijeron que "no se puede enchastrar a un joven que no tenía nada que ver con la delincuencia".

Mateo era querido en el barrio. Estaba terminando un curso de barbero en la UTU de Paso Molino.

"Era un chico estudioso", contó Franco Scordino, un joven de 18 años que lo conocía desde el año pasado. "Iba de noche. Se sacrificaba para terminar sus estudios", contó.

Durante un tiempo trabajó en una peluquería ubicada en Agraciada pero luego decidió emprender su propio camino y cortaba el pelo en su casa o iba...

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