Psiquear no es gobernar

Cuando el Presidente Mujica lanzó su reflexión radial sobre las costumbres, a unos les sonó folclórico y a otros, superfluo. En verdad, buscó apoderarse del vacío que deja la falta de diálogo sobre las crecientes amarguras de una información indigerible. De Larra y Chesterton a Mas de Ayala y Wimpi, la crítica de costumbres fue forja de ironías y rebeldías nacidas antes y más allá de lo político, por lo cual a un Uruguay achatado pudo hacerle bien que su gobernante pensara en voz alta y en concreto.Pero glosar y comentar no es gobernar, porque gobernar es discurrir y decidir. Por tanto, resulta bochornoso que en una Asamblea General de la ONU cónclave de gobernantes la voz del Uruguay se haya alzado sólo para eso: glosar y comentar, gambeteando asuntos graves que nos duelen; omitiendo con precisión de estilista, palabras tan vigentes entrecasa como crímenes, delitos, seguridad, adolescencia, educación; y deslizando una agria condena al individualismo, como si al Uruguay no le hiciera falta recuperar al individuo como persona, sede perpetua de la libertad, desvaída por el culto colectivo de “la sociedad”, “la especie” y “el Todo”.A eso deplorable, se agrega el pésimo gusto de que el Presidente se haya reunido con un magnate que debe su reputación a especular y maniobrar contra la moneda de países en dificultades, como es el caso del tal Soros a quien, comedido, Mujica le otorgó audiencia.Y es de pésimo gusto que tal encuentro lo haya mantenido alguien que llegó al gobierno despotricando contra el capitalismo y a escasas horas de pronunciar en la ONU una arenga contra el consumismo y el dinero.Pero peor aun es que el tema del encuentro Mujica-Soros haya sido el uso de nuestro suelo como laboratorio experimental para vender marihuana. El...