Pueblos olvidados hasta para cobrarles impuestos

Pagar impuestos o facturas de empresas del Estado puede ser una verdadera odisea para los vecinos de los pueblos alejados de las ciudades más pobladas. A veces deben recorrer cientos de kilómetros para cumplir con las obligaciones fiscales.Como sucedía en el siglo XIX, pero ya entrado el XXI, en el noreste del departamento de Durazno no hay reparticiones estatales que se encarguen de cobrar los impuestos nacionales. Sin embargo, los intereses y moras corren del mismo modo que si los contribuyentes vivieran en el centro de Montevideo.En centros poblados como La Mazamorra, La Alegría, Cuchilla de Ramírez, Paso de Ramírez, distantes a unos 250 kilómetros de la capital departamental, los vecinos tienen dos caminos: hacer 35 kilómetros al pueblo La Paloma (Durazno) o trasladarse en balsa cruzando el Río Negro hasta San Gregorio de Polanco, Tacuarembó.Desde allí deberán atravesar siete kilómetros de carretera intransitable. Todo para pagar las facturas estatales.La Mazamorra es un rancherío con construcciones de barro y paja, quedan tres familias (hasta el mes pasado había cuatro). Allí no hay energía eléctrica ni telefonía fija; hay agua potable a bomba de succión con panel solar y telefonía celular.A La Alegría llegó el Ruralcel. En la zona habitan unas quin-ce familias. A esto se agrega que entre Cuchilla de Ramírez y Paso Ramírez la población aumenta a poco más de 30 familias, según dijo a El País Virginia Temesio, encargada de la oficina de Durazno Integra que funciona con apoyo de la Intendencia duraznense.Las intenciones de pago de los clientes de organismos públicos contrastan con la casi nula posibilidad de efectivizarlo, dado que en la mayoría de los casos hay redes de cobranza o bancos a 35, 80 y hasta a 120 kilómetros de distancia."Si...

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