¿Quién más quiere ser presidente?

El cargo de presidente de la República, en cualquier país y por cierto también en el nuestro, es uno de elevada responsabilidad, que requiere del conocimiento de una amplia gama de temas, de manejo políticos, de la realidad cotidiana de la gente y de cómo encarar distintas políticas públicas. El perfil para una posición tan relevante, de enorme responsabilidad y que requiere tantas condiciones debería intimidar un poco a cualquier ser humano razonable, lo que no parece estar ocurriendo en nuestro país a juzgar por la avalancha de candidatos que estamos teniendo.Los uruguayos nos enorgullecemos, con buenas razones, de nuestro sistema de partidos. En particular, que los dos principales partidos de la actual coalición gobernante se acercan a celebrar su bicentenario y el más relevante partido de la oposición tiene más de medio siglo de vida, es una fortaleza del país. Con sus luchas, diferencias, momentos en que se sube el tono más allá de lo debido y una larga lista de etcéteras sabemos que los principales dirigentes de nuestros partidos actúan con responsabilidad, aunque sea en última instancia y eso permite, como afirmó recientemente el presidente Luis Lacalle Pou, que la sangre no llegue al río.De acuerdo al ministro de la Corte José Garchitorena, en las elecciones del presente año podríamos tener un récord de partidos políticos participantes, hasta 23 al momento. Eso implica que también tenemos varias decenas de individuos que están presentándose como precandidatos en los distintos partidos, algunos tantos como siete solo en el Partido Colorado. Seguramente la mayoría de los postulantes son personas capacitadas y bien intencionadas, al menos démosle el beneficio de la duda, pero la pululación de candidatos presidenciales, con algunos personajes absurdos incluidos, poco favor le hace a una democracia que en todo el mundo viene muy golpeada.El asunto no es, naturalmente, que esté mal que se presenten nuevos partidos que están en todo su derecho. Afortunadamente la institucionalidad uruguaya permite que sea muy sencillo formar un partido político y presentarse a las elecciones. A diferencias de lo que ocurre en la mayoría de los países, también es sencillo acceder al Parlamento, alcanza con el 1% de los votos para lograr una banca en la Cámara de Representantes...

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