En el sambódromo de Río, el carnaval es todo argentino

""Brasil, decime qué se siente / al tener en casa a tu papá… / Te juro que aunque pasen los años/ nunca nos vamos a olvidar / Que el Diego te gambeteó / que Cani te vacunó / estás llorando desde Italia hasta hoooy / A Messi lo vas a ver / la Copa nos va a traer / Maradona es más grande que Peleeeé..". Son las 10 de la mañana, y el "gueto" cedido por la gobernación de Río a los argentinos es una fiesta. Hay miles. El Sambódromo es un Carnaval albiceleste. Hay muchachones descamisados, sucios, borrachos, pero también hay familias enteras, mateando, sentados en reposeras, en un amplio estacionamiento en donde acampan miles y miles de argentinos, todos acunando la ilusión de llevarse la Copa para su país. Hay micros, aquellos viejos de "Juan y un Mundo de 20 asientos" (donde Claudio Levrino personificaba a un chofer de bondi, y conquistaba a todas las mujeres del Rio de la Plata). Hoy son casas rodantes. Con cuchetas, cocinillas y poca cosa más. ¿Baño? ¿Para qué? Si afuera hay dos para unas 2.000 personas… En los alrededores del Sambódromo, hay apostados varios móviles policiales. Están ahí, por las dudas. Saben que puede pasar cualquier cosa. El predio es gratuito. Juan y Gerónimo son marplatenses. "Vinimos hace ocho meses a Brasil, pero siempre pensando en estar en el Mundial. Vinimos a laburar. Fuimos seguridad en boliches, mozos, y pintores, hicimos de todo, juntamos unos mangos y pudimos seguir a la selección". Gabriel se vino desde Villa Gessel. Trajo a la familia. Su señora y la pequeña bebé de un año y dos meses. Rubia, una muñeca, mira y...

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