Una erupción radical

Los fiscales uruguayos se solidarizaron con el colega encargado de un caso inaudito: la ocupación violenta de la sede de la Suprema Corte de Justicia, cometida por un grupo radical hace ocho meses, como protesta por el traslado de una magistrada.Los agravios contra ese fiscal merecieron la adhesión de sus pares -y de algunos sectores políticos-, no solo por la agresividad que caracteriza a dicho grupo extremista, sino también porque aquel tumultuoso copamiento de un edificio emblemático, donde reside uno de los tres Poderes del Estado, era un ataque a esa investidura y un asombroso desconocimiento de lo que representa el Poder Judicial, junto al Legislativo y el Ejecutivo, como pilares de la legitimidad de las instituciones republicanas y garantía del funcionamiento de un país obediente de su sistema legal y respetuoso del marco constitucional en que se apoyan esos cuerpos. Sin embargo, como reflejo de ciertos brotes de paranoia política y delirio ideológico, hay cierta gente que cree ser dueña de la verdad, desconfiada de los actos ajenos, enemiga de quienes discrepan con sus proclamas e ignorante del respeto que todos debemos a las autoridades debidamente elegidas.Alguna organización amiga de los disturbios, empero, busca identificarse con gestos de violencia, segura de que esas erupciones obtendrán espacios en la prensa y revuelos en los demás medios de comunicación. El método constituye una forma de destacarse, a falta de una exposición de principios o un manejo de valores dotados de mayor interés y utilidad que cualquier turbulencia. Es además una conmoción que presta al grupo una resonancia bastante mayor que su volumen y mucho mayor que los manifiestos con que pretende otorgar significado a sus operativos, por no hablar de que les otorga más atención popular que la destinada a su plataforma o el propósito de su accionar. En otras movilizaciones recientes, al margen de aquel incidente en la Corte, dichas formaciones han acompañado marchas que se organizaron y comenzaron con el propósito formal de llevarse a cabo pacíficamente, pero la presencia de esa minoría radical perturbó el acto, desvirtuó su sentido y le agregó episodios vandálicos tan preocupantes como la mentalidad de quienes los provocaron. Como esa conducta es paradojal, además de sombría, las víctimas de sus...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR