Recuerdos en futuro

Aun con billetera estatal abierta a su clientela y con publicidad oficial flechada, el continuismo fracasó: nada bastó para compensar los lastres en educación, Ancap, Sendic, crímenes diarios, Bonomi, drogadictos maldurmientes y tantas barbaridades más. > > Casi las dos terceras partes de la ciudadanía se empachó, se hartó y se agotó. Fueron los hechos del Frente los que enterraron la época en que se jactaba de ganar con una heladera como candidata. Son esos hechos los que para el balotaje debilitan y aíslan al binomio Martínez-Villar, mientras un estremecimiento de esperanza crece en el alma de una mayoría más que expresiva.> > La crónica política ya imagina el gabinete de Lacalle Pou y se interroga sobre el destino de un gobierno sin piloto automático en el Poder Legislativo. Es que suena a novedad. Pero tiene antecedentes.> > Sí: la gran obra de los partidos tradicionales entre 1904 y 1970 -tiempos que se llamaron Batlle y Herrera, y también Manini y Frugoni- se edificó muchas veces con el Poder Ejecutivo sin mayoría parlamentaria y hasta en lucha a brazo partido con minorías decisivas. Fue posible construir, porque el Uruguay cultivaba polémicas francas y diálogos honestos. Buscaba concordancias al aire libre, en la plaza pública, sin jibarizar las ideas en mensajitos y sin imponer resoluciones a fórceps en plenarios íntimos. > > Si recordamos algo de eso, las vías de debate libre y acuerdos parlamentarios nos aparecen como un retoñar del pensamiento libre, que fue, es y será siempre el camino más fecundo que el hombre tiene a su alcance. Si al modelo de la política de ideas que le dio señorío al Uruguay le agregamos las herramientas de precisión generadas por la...

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