La reforma laboral: una amenaza al empleo

Fecha de publicación22 Abril 2024
Uno de los temas microeconómicos que en estos días recorre hasta a algunos sectores de la oferta electoral, es el del recorte de las horas diarias de labor para los trabajadores, sin pérdida de la retribución salarial que reciben. No se sabe si la propuesta se hace por ser 2024 un año de elecciones de diversa naturaleza, por otros beneficios, para el acervo de los defensores de la propuesta o por ignorancia de los costos que implicarían sus probables resultados.

La primera de esas razones no merece ni explicación ni comentario alguno, ya que es claro el objetivo del beneficio electoral que persiguen sus impulsores o los competidores que, aún al no estar muy de acuerdo, no desean perder el beneficio en votos que les traería tal propuesta. La segunda de esas razones, más de naturaleza sindical, también es obvia: menor trabajo e igual ingreso. Y la tercera de esas razones es la que menos se discute y en la que solo se fijan quienes en minoría soportarían el costo directo e indirecto de la propuesta: las empresas. Es que los partidarios de la innovación laboral particularmente los líderes sindicales aluden exclusivamente al beneficio que traería la disminución de las horas de trabajo con el mismo salario: más tiempo para un merecido ocio temporal. Pero nunca se debe olvidar que, como decía un destacado Nobel de Economía, "no hay almuerzos gratis".

Reducir las horas de labor semanal o mensual con igual retribución, es decir sin modificar el salario de los beneficiarios de la iniciativa, implica un aumento en el costo de las empresas para menos servicios recibidos de cada trabajador a lo cual, dada la estructura de costos del empleador, le sigue una reducción de la cantidad demandada de servicios laborales de los trabajadores. En otras palabras, la mayor retribución por una menor jornada laboral del trabajador que para él implica un aumento salarial, para la empresa implica un costo mayor y le induce a contratar menos servicios del trabajo o a sustituirlos por alternativas competitivas de esos servicios.

En el análisis de la propuesta de reducir la jornada laboral se debe tener presente que la demanda por servicios de trabajadores es una demanda derivada de la producción que lleva adelante la empresa que usa esos servicios y la producción es, a sus vez, derivada de la demanda del producto final que la empresa enfrenta en su actividad. La evidencia empírica nos muestra que la demanda derivada por los servicios de los trabajadores depende no solo del salario que se...

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