Con restos de madera del aserradero familiar creó objetos de decoración cada vez más demandados

"No te vayas a cortar una mano y quedate a un costado del personal". Eso le dijo a Tania Chebataroff (42 años) su esposo cuando con 40 años y la crianza de sus tres hijas ya encaminada, empezó a probar qué hacer con las maderas que eran descartas del aserradero móvil de su campo en el departamento de Treinta y Tres."Me preguntaba¿qué rol es el mío ahora?", cuenta esta arquitecta que puso por delante acompañar a su marido y formar una familia antes que desarrollar su profesión. No se arrepiente, fue algo hablado con su pareja, un técnico agropecuario que ha pasado por varios rubros rurales.Un cuenco de Alma Wabi"De acuerdo al mercado, al país y todo hay que ir mutando porque sino literalmente te fundís", explica. Comenzaron como arroceros, pasaron por la soja, hoy están con algo de ganadería y granos para dar de comer al ganado, también hacen agricultura... Todo eso implica además reparar alambrados y el tubo donde se trabaja con el ganado."Mi esposo hizo números y vio que le convenía comprarse la máquina para aserrar ya que tenía las islas de eucaliptos que había plantado mi suegro hace muchísimo tiempo", señala Tania y recuerda cómo al costado de la máquina se iban acumulando bordes que descartaban y que quizás terminarían como leña.Nota a Tania Chebataroff, arquitecta uruguaya fundadora de Alma Wabi, empresa que crea y vende objetos de decoracion amigables con el medio ambiente, en su domicilio en Montevideo, ND 20221227, foto Estefania Leal - Archivo El PaisEl color y los nodos de esa madera despertaron su curiosidad y pidió permiso para llevarse algunos. "Me vine a casa y me metí en Internet convencida de que tenía que haber gente que le gustara esto. Puse en el buscador:Objetos con formas raras y encontré el Wabi Sabi", recuerda sobre el momento en que descubrió esta forma japonesa de entender la imperfección como belleza."Empecé a ver que no solo se aplicaba a los objetos, sino también a un estilo de vida que se basa en que la belleza no es perfecta, hay que encontrarla en lo que te da la naturaleza. Si existe un defecto en algo, una grieta o un nudo es porque hubo una rama, una historia, y ese objeto lo cuenta cuando lo miramos. Es valioso porque tiene algo que le pasó que lo enriquece", detalla la emprendedora.Nota a Tania Chebataroff, arquitecta uruguaya fundadora de Alma Wabi, empresa que crea y vende objetos de decoracion amigables con el medio ambiente, en su domicilio en Montevideo, ND 20221227, foto Estefania Leal - Archivo El...

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