Robert Silva, una figura que se potencia al ritmo de una reforma resistida

No hay nada peor que se le pueda hacer a la reforma educativa que teñirla con el debate político-electoral. Esa es la mejor manera de hacer que todo esto fracase". Pocos son los dirigentes colorados que no han escuchado esta frase. Robert Silva la repite una y otra vez cuando en reuniones con dirigentes de su partido -a las que asiste más bien poco-, o simplemente en asados con amigos, alguien pone sobre su mesa lo obvio: que su nombre es uno de los que suenan para ser, al menos, uno de los representantes de los colorados en las elecciones internas de 2024.Los militantes del partido de José Batlle y Ordóñez tratan, incluso, de no hablar de esto, porque hacerlo sería ponerlo en una situación incómoda. Pero al mismo tiempo no esconden la realidad: no hay tantas opciones de cara al futuro y, en caso de que Pedro Bordaberry no decida regresar -algo de lo que el exlíder de Vamos Uruguay tampoco habla, pero al mismo tiempo no descarta en público- en la danza de nombres el de Silva, es uno de los que más mueve. La oposición a la reforma educativa, por parte de algunos dentro del Frente Amplio -no hay un rechazo unánime y explícito dentro de la coalición de izquierda-, pero sobre todo de sindicatos y gremios estudiantiles, y las actitudes beligerantes de ciertos manifestantes -que grafitearon la puerta de la casa del presidente de la ANEP y lo insultaron y rompieron el vidrio de la camioneta en la que viajaba en el Cerro -, obligaron a la coalición a cerrar filas detrás del plan de reestructura de la enseñanza, pero explícitamente también de la figura de Silva, el político a cargo de defender a capa y espada los cambios. Nadie puede negar, sin embargo, que el dirigente ha dedicado su vida a la educación pública. Tampoco que la conoce más que bien. Y en el Partido Colorado , quienes potencian su figura, cuentan su historia siempre con un tono épico. Desde que tenía un año y hasta que cumplió cinco, vivió en la escuela N° 3 de San Gregorio del Polanco con su madre, que era maestra rural, y su hermano. A su padre, que era empleado en un bar, lo veían solo los fines de semana. Apenas terminó el liceo le dijo que quería mudarse a la capital para ser profesor de Historia. Él le pidió que estudiara una carrera que no hubiera en el interior y en la Facultad de Derecho fue que empezó a militar más activamente en política.Sus padres eran batllistas, por eso siempre repite que pertenece al Partido Colorado por herencia, pero también por convicción. En 1984...

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