La salida: crece la educación no formal

El gobierno presume que buena parte de los jóvenes que han desertado del sistema educativo tradicional se encuentran aprendiendo oficios en centros no formales. Ahora se propone hacer un registro de organizaciones con la intención de ubicarlos y acreditar sus saberes para reinsertarlos.

Con 19 años, Rodrigo ya abandonó en tres ocasiones el sistema educativo formal: dos veces en liceos públicos y una en la UTU. Tres veces intentó terminar tercero pero se sintió eyectado por el sistema. Había desistido de los estudios cuando desde el programa Jóvenes en Red del Mides le dijeron que le habían conseguido una beca en los talleres Don Bosco. "Voy unos meses y después dejo", pensó en ese momento. Sin embargo, se encontró con una realidad distinta a la que hasta entonces había conocido. "Al principio no quería venir, no entendía nada de mecánica, pero me fueron explicando y al final me gustó. Ahora me quedan pocos meses (para terminar los dos años de curso de mecánica) y estoy con todas las pilas. Te dan ganas de venir, es como estar en el barrio. La pasás bien".

Para Rodrigo, la diferencia esencial que lo hizo dejar el liceo y quedarse en Don Bosco no fueron los cursos, aunque le gustan. Fue el "cómo te tratan". "Acá se preocupan por vos, los profesores juegan al fútbol contigo, te preguntan por tu familia. Si no entrás a clase te preguntan qué te pasa o te dicen dale, no gilees y entrás. En el liceo la directora me echaba o me ponía una observación".

Según un relevamiento del Ministerio de Educación y Cultura (MEC), unas 70.000 personas asisten a algún tipo de centro educativo no formal, en al menos 400 centros registrados. De esos 400, 221 son para niños o jóvenes y de esas 70.000 personas, alrededor de 11.000 son adolescentes. Esto incluye organizaciones grandes y consolidadas con cursos de oficios, como los talleres Don Bosco o Tacurú, así como centros más barriales y recreativos como los clubes de niños o hasta deportivos como la Asociación Cristiana de Jóvenes. El MEC aún no tiene claro cuántos de estos jóvenes también asisten a contraturno a la educación formal, pero la pregunta clave, en realidad, es: ¿cuántos de ellos van a estos centros en vez de ir al liceo? ¿Es aquí a donde migra una parte de los estudiantes desertores? La presunción es que sí, que hay muchos chicos en la situación de Rodrigo.

Por esta razón el MEC ha resuelto poner el foco en la educación no formal y coordinarla con la educación formal.

El MEC, a través de Consejo Nacional de Educación No Formal (Conenfor), está trabajando para registrar tanto a las instituciones como a los educadores que trabajan en ellas, con el objetivo de acreditarlos como "formadores en educación". Antes de otorgarles esa categoría, estudian su trayectoria y formación. Además, se planea tener una idea más clara de qué hacen exactamente en cada centro, para luego determinar si es posible que se adapten para dar continuidad...

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