La salud, el pozo y la mentira

Cuando Lorena Falcón ve que a sus hijos les duele el estómago, sabe que tiene que volar hasta la policlínica del barrio. Sabe que no es una indigestión cualquiera. Los excrementos que pasan día y noche por las cunetas que rodean la casa de Lorena y las de sus vecinos contaminan la tierra donde juegan sus hijos, y son ellos los que pagan las consecuencias más seguido por la falta de saneamiento. Seis de cada 10 niños en zonas con riesgo socio-sanitario tienen parásitos en su cuerpo. Así lo constata una investigación de Uruguay Crece Contigo y la Facultad de Medicina, en base a una pequeña muestra de niños en el área metropolitana. El dato es una confirmación de lo ya hallado en una escuela de Malvín Norte y en Barros Blancos: las (malas) condiciones de vida de la población se reflejan en que más de la mitad de los niños tienen parasitosis intestinales.

A 25 minutos del Centro de Montevideo, entre el Marconi y Las Acacias, los días después de la lluvia son una pesadilla. El agua corre por las calles sin asfaltar, lleva de un lado al otro la mugre y forma un ambiente ideal para la concentración de parásitos. Estos gusanos van a parar luego al cuerpo de los vecinos, en especial de los niños que están en contacto con el agua que corre por la cuneta, causando diarreas, problemas respiratorios y patologías más solapadas: complicaciones en el crecimiento y en el aprendizaje. Son enfermedades que, más que cualquier encuesta, son "marcadores de pobreza", explica Ana María Acuña, profesora de Parasitología del Instituto de Higiene.

Esta realidad que afronta Lorena y los que viven en los 20 ranchos vecinos, se replica en los 64.667 hogares de Uruguay que no tienen acceso al saneamiento básico. Se trata de una cifra "baja" en relación a la región, pero "alta" en base a las consecuencias que trae y a la capacidad del país para afrontar el problema, dice Eduardo Brenes, catedrático de Acondicionamiento Sanitario de Udelar. Las zonas más urbanizadas, en especial de Montevideo, son las que tienen mejores indicadores. En el área rural el 9,2% de los hogares no cuenta con las necesidades básicas de saneamiento, mientras que en las ciudades desciende al 5,5%. Pero también sucede que en las zonas más densamente pobladas es donde hay más contagio de enfermedades.

Un grupo de parasitosis intestinales, las Helmintiasis Transmitidas por el Suelo (HTS), colonias de gusanos asociados a factores ambientales, son "las enfermedades tropicales desatendidas con mayor prevalencia a nivel mundial", señala Acuña. Según las Naciones Unidas, cada año mueren 1.3 millones de niños menores de 5 años por el uso de un saneamiento deficiente. De ahí que la universalización de este servicio sea una de las metas que fijó el organismo internacional para 2030.

"Es una meta muy difícil", reconoce el arquitecto Brenes. El saneamiento impacta directamente en el precio de la tierra. Hay quienes prefieren vender su vivienda que está ubicada en una zona conectada a la red y comprar en un lugar más barato. "Es un buen negocio, pero que implica la extensión de las ciudades".

Al mismo tiempo, la instalación del saneamiento es uno de los servicios más caros. La sola colocación de una cámara y un caño que se conecte a la red de alcantarillado cercana, si la hubiera, ronda los US$ 1.000. No en vano OSE, que se encarga de satisfacer este servicio en el interior (en Montevideo la Intendencia es la responsable), invierte US$ 50 millones por año, equivalente a construir de cero 25 escuelas de tiempo completo.

Desde la Organización Mundial de la Salud insisten en que es "una buena inversión". Según los cálculos de esta institución por cada dólar que se invierte en saneamiento se ahorran entre US$ 3 y US$ 4 en salud. El problema, explica Brenes, es que cada vez la apuesta cuesta más porque "al extenderse la periferia y al haber poca gente concentrada, son necesarios caños más largos".

Más allá de esta explicación económica, hay otro factor que, según los analistas, hace inviable cumplir con el objetivo de la universalización del saneamiento. En Uruguay se cuenta al pozo negro como una solución al problema y eso "es una mentira", señala Brenes. Una familia tipo llena un pozo reglamentario (5.000 litros) en 10 o...

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