Siempre la culpa ajena

El presidente Mujica habla mucho. Pero casi siempre lo hace o con medios extranjeros, que le dan rienda para que haga filosofía, o con noteros de a pie, a quienes suele destratar en cuanto se salen de su papel de reparto.Días atrás concedió una entrevista al canal de la intendencia de Montevideo donde, pese a ser otra "casa amiga", se vio forzado a enfrentar algunas preguntas básicas sobre su gestión. El resultado fue alarmante.Tal vez lo más grave fue cuando se refirió al tema educativo. "Me equivoqué en la política de la enseñanza", afirmó Mujica. "No pude, fracasé porque no pude convencer a mis compañeros. Esto no se lo voy a achacar a la oposición", sostuvo. Con esas tristes palabras el Presidente informó que tiraba la toalla. Que todo el poder concedido por la Constitución, que toda la expectativa generada en los ciudadanos tras su discurso de asunción, que la unanimidad general acerca de la urgencia de un viraje drástico en el manejo de la enseñanza, no le habían dado suficiente fuerza de espíritu para enfrentar a las corporaciones que arruinan a la educación pública. Corporaciones que, de paso, reconoció como "compañeros", dato no menor.Casi tan lamentable como eso, fue su enfoque de la crisis con Argentina. Reconoció con ira que "las relaciones están bien empantanadas", porque tras años de buscar una política de acercamiento, había decidido "pararse en las cuchillas". Esto a raíz de que, según él, esa política no tenía respaldo de nadie, ni de la prensa, ni de la "burguesía", ni de su partido. "Caemos en un nacionalismo pueril. Ahora soy yo el que tiene que cobrar y lo digo para que pateen y me relajen".Dos cosas surgen tras escuchar al Presidente. La primera es el descubrimiento de que la opinión de la prensa, de la "burguesía", y de la oposición, hacían tanta mella en su conducta. ¿En que momento habrá empezado a operar ese factor? Porque en una mayoría de situaciones polémicas, ya sea el caso Pluna, el ICIR, o la ley sobre la marihuana, poco parece haberle importado la opinión generalizada de estos estamentos.La segunda, es que el Presidente omite señalar cuáles fueron los maravillosos resultados de sus largos años de cortejo, por momentos indigno, al gobierno vecino. ¿Sirvió su política de "filo"? ¿Hasta cuándo debíamos soportar el resto de los uruguayos las permanentes agresiones políticas y económicas del...

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