Los significados del nuevo papado

CARLOS STENERILa elección del Sumo Pontífice en la persona de un ciudadano latinoamericano tiene entre sus muchas implicaciones reconocer que el eje del mundo se ha desplazado fuera de Europa. Incluso, nos animaríamos a decir que lo ha sido tanto en lo religioso como también en lo económico.Se ha desplazado por la secularización creciente de un continente cuyos templos son recintos vacíos de feligreses o simplemente lugares de peregrinación turística para valorar sus tesoros artísticos. Pero creemos que la fuerza mayor de ese cambio responde, principalmente, al doble efecto de una América Latina que abraza su fervor religioso a través del cristianismo, mayoritariamente católico. Y porque, además, es uno de los continentes que mayores tasas de crecimiento promedio ha venido mostrando en la última década, aunado con realidades donde convive una de las peores distribuciones de ingreso del planeta.Y es en esa realidad, donde la dimensión pastoral del catolicismo, a través de la personalidad y antecedentes de su Papa Francisco I, tiene la posibilidad de aportar lo mejor de sí para ayudar a arrancar de la pobreza a enormes contingentes de su feligresía.También irradia, aunque muchos disientan, una nueva luz sobre el espectro político de nuestro continente. Su efecto más notable será el disolver nuestra propensión a los caciquismos salvadores que recaen, generalmente, en populismos autoritarios, ineficaces para saldar la enorme desigualdad social que presenta el continente.Quizás este advenimiento abra la puerta a formas de gobierno donde las políticas sociales promuevan la verdadera integración social, hecho que trasciende a las meras transferencias monetarias y que además de ineficaces, finalmente, desembocan en simple clientelismo político.En nuestro país, la experiencia del Liceo Jubilar muestra un camino donde se yuxtapone el aporte de una labor pastoral para erradicar pobreza y preparar ciudadanos aptos para desempeñarse por sí mismos. En síntesis, se busca despertar el potencial del ser humano enredado en las tinieblas de la pobreza y la fragmentación social.Obviamente que este gran giro dado por el Vaticano es una señal en la dirección correcta, pero ahí se agota si no es acompañado por otros pasos que efectivicen las expectativas despertadas. De todos modos, para una institución milenaria, acostumbrada más a la cautela que a los giros dramáticos, los últimos acontecimientos señalan que estamos en presencia de un hecho histórico pero trascendental en...

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