Cuando simular termina siendo peor

Lo hacen para "tapar una macana", obtener réditos económicos o, simplemente, "de pura fantasía". Algunos pueden tener "una historia mejor armada" que otros, pero el desenlace es el mismo: la Policía los descubre por ser simuladores de delito.Un empresario, un repartidor de garrafas, un jugador de fútbol, un jubilado y hasta una jovencita menor de edad: todos ellos fueron protagonistas en el último mes de casos de simulación de delito. Pasaron de víctimas de un supuesto hecho a rehenes de su propia fantasía."No hay parámetros que permitan elaborar un perfil de quien simula un delito. Las diferencias están a la vista y son bien importantes entre unos y otros. Es más bien un tema que pasa por la cabeza del individuo", reflexiona Luis Rondán, vocero de Jefatura de Policía de Montevideo, consultado sobre estos casos recientes.Sin embargo, a pesar de las diferencias de edad, clase social y nivel educativo entre ellos, la motivación por la que simulan no suele variar demasiado.Atrás de estas historias inventadas se esconden problemas comunes y bien mundanos: desde infidelidad, pasando por casos de estafa, apremios económicos, ludopatía e, incluso, patologías mentales."Básicamente, son personas que frente a una necesidad de salvar una situación, o una macana que se mandaron, toman cualquier medida que ellos creen puede solucionar el problema", grafica Rondán a El País.Pero tarde o temprano, y en casi el 100% de los casos, esta "solución inmediata" a la que suelen recurrir con la simulación de delito, se transforma en una situación de difícil manejo."Tratan de inventar algo pensando que con eso zafan y lo que no razonan es que del otro lado hay personas que son investigadores con muchos años de experiencia, que están en esto todos los días. Que si te sientan en una sillita a interrogarte no vienen a jugar. Los tipos saben de qué están hablando. Entonces es muy difícil que un investigador caiga en el invento improvisado o armado", afirma Rondán a El País.Si bien reconoce que en algunos casos existen simulaciones más sustentadas que otras, asegura que siempre queda algún "nudo suelto" por el que se descubre la mentira.Esas inconsistencias (o nudos sueltos) pueden ser infinitos y surgir en cualquier momento de la declaración. A veces no se trata de una frase o descripción puntual, sino la forma en cómo se presenta el relato en su conjunto. Así, por ejemplo, sucedió con el futbolista Ruben Fernández (32), ex jugador de Cerrito, que dijo ser secuestrado y drogado por...

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