La sociedad del pasado

El FA es claro que se siente cómodo en los debates del pasado y lo masajea para mantenerlo vivo, y es también lo único que aglutina a las viejas generaciones de frentistas. Toda esta provocación a las Fuerzas Armadas, este enfrentamiento que encabezó el ministro de Trabajo Murro, que es realmente quien está atrás de esta línea, es la expresión más clara de este debate. La mayor relevancia de la reforma de la mal llamada caja militar es política y busca estigmatizar a una institución. No es por justicia ni fiscal, es por castigo.La insistencia traducida más tarde en la sanción al comandante tiene atrás encontrar un enemigo político para unificar filas a la interna del FA. Es la vieja agenda. Los reflejos antimilitaristas de varios en el FA son tan primarios que apenas se mueven un poco logran soldar atrás de esas consignas a todos y los que no lo comparten se quedan callados por temor a la corriente tradicionalista, la que se formó en los 60 y 70.Carentes de proyecto de futuro, lo que amalgama a la militancia de los viejos comités de base son dos o tres consignas setentistas. La otra es la de mirar a los empresarios como la rosca oligárquica criolla. Una estupidez grande como el cielo, pero rendidora a la hora de lograr aplausos internos.En nuestro país el 90% de los empresarios son Pymes, o microempresas, la mayoría unipersonales o familiares. Pero además son los únicos que generan riquezas. No se ha descubierto alguien que sin ser emprendedor y asumir riesgos con su dinero genere un peso de riquezas que se vierta en escuelas, liceos, rutas y hospitales. Lo hacen a través de su riesgo, porque invierten y generan empleo genuino...

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