La reinvención de la soledad

Andrés Calamaro nunca es igual a sí mismo: practica –como muy pocos- el arte casi imposible de ir siempre en la dirección impensada saliendo, si no ileso, reinventado. Por eso, aunque Calamaro es varios a la vez, Calamaro hay uno solo. Y puede hacer rock puro y duro, pop entrador, boleros, tangos, cumbias y seguir siendo el mismo. Hay algo, una de esas fórmulas secretas, que no desaparece nunca y atraviesa cualquier estilo musical; hay un género llamado “Canciones de Calamaro”.Bohemio son diez canciones de rock que van desde las baladas de medio tiempo a las más ligeras, un disco breve en comparación con los demenciales Honestidad brutal (1999, 37 canciones) y El salmón (2000, 103) que cierra en concepto y sonoridad, como en su momento ocurrió con Alta suciedad (1997) y La lengua popular (2007). En años recientes, Calamaro se dio el lujo de grabar boleros en El cantante (2004) y versionar tangos en Tinta roja (2006) y dejar que Litto Nebbia capitaneara El palacio de las flores (2006) creciendo como intérprete y cantautor capaz de moverse por casi cualquier terreno. Fue de la mano de Cachorro López –compañero en Los Abuelos de la Nada y el gran productor latinoamericano hoy por hoy– que Calamaro volvió a escribir canciones tras un largo tiempo de experimentación, dando como resultado La lengua popular , su auténtico “regreso” con mayúsculas, con canciones que, como Los chicos (recauchutada de 2001) o Carnaval de Brasil , se sumaron a su repertorio en vivo.Después de la aventura de la producción propia con On the rock (2010), que dejó sabor a poco en general, volvió López y la mejor versión de Calamaro, secundado por una banda –parte de la que también lo acompaña en vivo– de quilates: Julián Kanevsky y Baltasar Comotto en guitarras, Sebastián Schon en guitarra, teclado y coros, el propio López en bajo, Germán Wiedmer en teclados y Sergui Verdinelli en batería.En Bohemio , el músico argentino pone a dialogar todas sus caras posibles y consiguesonar a Calamaro sin sonar repetitivo. Un lujo de pocos. Es imposible hablar del álbum haciendo recortes o elipsis porque si son diez canciones es porque no hay lugar para más pero no puede faltar ninguna. Rinde tributo desde el arranque a Luis Alberto Spinetta en la delicada Belgrano , de versos claros (Gracias por la amistad/ y por la genialidad (…) Por ponerle armonía a la ciudad/ por la mágica...

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