Una solista llena de virtuosismo

La sala Nelly Goitiño abrió sus puertas para recibir a la Orquesta Filarmónica de Montevideo que actuó por primera vez allí con motivo del inicio de su temporada de otoño, dejando su habitual recinto (el Solís) para otras actividades.ynbsp;Hay que felicitar la idea de que los programas de este año fueran ilustrados con los retratos del malogrado pintor compatriota Carlos Federico Saenz (1878-1901). Un justo reconocimiento. Se inició la velada con la cuarta obertura que Beethoven escribió para su única ópera: Fidelio.A diferencia de las tres anteriores que se conocen con el nombre de Leonora I, II y III, esta es la única que tiene el título de la obra. Además se diferencia por su tonalidad en Mi mayor, y por no utilizar el material temático de la ópera, ya que el autor recurre a nuevos temas alegres y resplandecientes que dan un atractivo colorido orquestal.Fue compuesta en 1814 y su estreno tuvo lugar el mismo año en Viena bajo la dirección del compositor. La versión de Lebel, si bien fue ejecutada con mucho brío, careció de mayor sutileza. Luego se escuchó el Concierto nº 20 en re menor de Mozart, que tuvo como solista a la pianista lituana Arta Arnicane.La solista puso de manifiesto una musicalidad serena, haciendo uso de su brillante virtuosismo pero manteniéndose en la línea de equilibrio que exige la obra. Su touché es realmente cálido y transparente. Además, su privilegiada...

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