Spassky sueña con Fischer y anda en una silla de ruedas

Fue primera página en todo el mundo en 1972, cuando perdió el título ante el estadounidense Bobby Fischer en plena guerra fría entre la URSS y Estados Unidos.

Tratado como un traidor en Moscú, emigró a París de donde regresó en 2012 con tintes novelescos tras sufrir un derrame cerebral. Hemipléjico y arruinado por una demanda de divorcio, el mítico Borís Spassky (Leningrado, 1937) mantiene una sorprendente agilidad mental a los 77 años, y sigue soñando con Bobby Fischer. Invitado de honor al Campeonato del Mundo Carlsen-Anand en Sochi (Rusia), Spassky sufrió su primer derrame grave en 2010 (tuvo otro, leve, en 2006). Ahora, el excampeón observa el mundo desde una silla de ruedas.

Invitado de honor al Campeonato del Mundo Carlsen-Anand en Sochi (Rusia), Boris Spassky (77) sufrió su primer derrame grave en 2010 -había tenido otro leve en 2006- y fue sometido a un duro programa de rehabilitación en París, dirigido por su tercera esposa, Marina, con la que emigró desde Moscú en 1976. El excampeón de ajedrez interpretó esa disciplina férrea como una especie de secuestro, y en 2012 escapó de su casa y voló a Moscú con la ayuda de la Embajada de Rusia y de Valentina, su antigua representante, que ahora cuida de él. Pero Marina y el hijo de ambos lo demandaron judicialmente, lo que está causando su ruina económica.

Las circunstancias de su emigración en 1976 también fueron muy peculiares. Spassky había pasado cuatro años de penalidades en la Unión Soviética, cuyo Gobierno le acusaba de haber perdido el honor nacional ante Fischer.

Para entenderlo hay que saber que la guerra nuclear URSS-EEUU estuvo a punto de estallar varias veces en aquella época. El ajedrez era un gran orgullo para el Kremlin, un escaparate intelectual para la URSS: 287 millones de habitantes; cinco millones de ajedrecistas federados; 50 millones de practicantes esporádicos; el 80% de los mejores del mundo eran soviéticos. En ese contexto, un extravagante estadounidense, rebelde, autodidacta, había superado a grandes estrellas en el Torneo de Candidatos, y ahora (1972) desafiaba al gran campeón Spassky.

Pero Fischer se negaba a ir a Reikiavik, la sede del duelo, porque la bolsa de premios (138.000 dólares de entonces) le parecía demasiado baja, a pesar de que el mecenas británico James Slater había donado 125.000 más. Entonces recibió la llamada del Secretario de Estado (equivalente a ministro de Asuntos Exteriores) Henry Kissinger, quien, según el relato de Fischer, le dijo:

"Le...

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