Los sudafricanos se tatúan a Mandela en la piel

Muy nervioso, Mpumelelo Masinga chupa ávidamente su cigarrillo, sus manos tiemblan y esgrime una tímida sonrisa. "Es un gran dibujo y me aventuro a una gran superficie: mi espalda", dice este joven de 27 años, en zapatillas deportivas y gorro calado, dispuesto a pasar tres horas inmóvil para que le taladren la epidermis y le impriman en el centro de su espalda el rostro del héroe de la lucha antiapartheid, el padre de la Sudáfrica democrática. > > El salón de tatuaje, situado en un barrio acomodado de Johannesburgo, Rosebank, refleja a la perfección su nombre "Black and White" (Negro y Blanco). Simple coincidencia, pero recuerda la línea de división racial que separaba al país antes de 1994 y de la presidencia de Mandela. De una parte, los sudafricanos negros sin derecho a voto. Del otro, la minoría blanca, con todos los derechos y privilegios. > > Fue el 5 de diciembre de 2013, cuando Mandela murió a los 95 años, que Mpumelelo, de 27 años, que trabaja en la publicidad, decidió hacerse el tatuaje. "Es artístico y un recuerdo que permanecerá en mí para siempre. Un día, se lo explicaré a mis hijos", aduce. > > Tras tres horas de indecisión y un serio agujero en su monedero - un gran motivo cuesta en torno a los 5.000 rands (364 euros), casi el salario mensual de un trabajador - contempla el resultado en un espejo con aire satisfecho. "¡Es exactamente lo que quería, vale la pena!", exclama. > > Mpumelelo no es el único. Desde Johannesburgo al Cabo, los salones de tatuaje ven crecer la moda Mandela. No siempre se trata de un dibujo de la efigie del gran hombre. También se tatúan sus pensamientos, los aforismos, como "Recorrí este largo camino hacia la libertad. Intenté no dudar". > > "Se está volviendo cada día más popular", dice Chris De Villiers, artista tatuador de un salón del Cabo. "No de un día para otro, sino que aumenta lento pero seguro". Y este nuevo símbolo va más allá del color de la piel. Negros o blancos, da lo mismo, a la gente le encanta tener un tatuaje de Mandela. A menudo por un motivo...

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