La república suplicante

Estimar qué tipo de Uruguay se ha propuesto construir este gobierno de amplias mayorías frenteamplistas resulta tarea difícil y engorrosa. Por otra parte no se puede negar la importancia de llegar a percibir hacia dónde va o hacia dónde nos quiere llevar el partido político que gobierna, que tiene las mayorías parlamentarias, la simpatía de los sindicatos y la hegemonía sobre la cultura y los intelectuales. Pero es una tarea difícil por dos motivos. Primero, porque el actor político que tiene esa enorme influencia es muy heterogéneo, está compuesto de muchas partes con vida propia, ideas propias, tradiciones (y obsesiones) diferentes que vienen de muy atrás y han demostrado ser inoxidables (o endémicas, según se mire). En segundo lugar es difícil discernir qué se quiere hacer del Uruguay cuando la primera figura -Mujica- no parece tenerlo del todo claro y oscila desde el discurso de la Asamblea General a la asociación para delinquir que fue la expulsión del Paraguay del Mercosur.Si no obstante esas dificultades un uruguayo quisiera, animado por una curiosidad histórica o una preocupación política, hacerse una idea cabal sobre el proyecto que para su país maneja la fuerza política mayoritaria, podríamos convenir (con generosidad) que su meta es formar una sociedad igualitaria, hacer un Uruguay más parejo.Hay frases que por su permanencia se convierten en banderas, en resúmenes elocuentes de todo un enfoque político, y terminan siendo más útiles que el estudio de muchas tesis y el análisis de plataformas electorales para llegar al corazón de un proyecto político. Nada transmite mejor lo que el Frente se ha propuesto (y lo está llevando adelante) que la repetida consigna: que pague más el que tiene más. Este es el eje; lo demás, todo lo que discuten, ensayan, proponen y ventilan es ramaje. El tronco es éste.El sentido de justicia equiparado...