Taxis bajo asedio: dos rapiñas por día

Antonio Frausen, el taxista asesinado el pasado miércoles de dos disparos en la cabeza, fue velado y enterrado ayer en medio de un clima de congoja por parte de la familia del taxi."Esto no termina acá. Acuérdense. Mi hijo no va a ser el último taxista que enterremos", dijo la madre de Antonio Frausen minutos después de sepultar a su hijo en el Cementerio del Norte. La mujer, expresó su rabia y tristeza a viva voz, una vez culminada la ceremonia.Cerca de 400 trabajadores del transporte se hicieron presentes para despedir los restos mortales del taxista asesinado el miércoles de tarde, en el marco de una presunta rapiña.El silencio reinante en el lugar solo fue interrumpido por el llanto de la esposa y los hijos de Frausen y por el aplauso brindado por los propios trabajadores a manera de último adiós, cuando los empleados del Cementerio introducían el ataúd en el tubular 195."Acá hay una familia entera sufriendo por la injusticia de un país maldito que no hace justicia cuando muere alguien", dijo Verónica Espósito, hijastra de Frausen."Lo que queremos con mi familia es que encuentren a este delincuente, lo metan preso tenga la edad que tenga y que no suframos más. Esto no puede seguir así", señaló."Ahora hay que levantar a una familia. Hay que seguir por mi mamá, darle fuerza y que continúe adelante", agregó Espósito, con la voz entrecortada por el llanto.Colegas y compañeros de Frausen también expresaron su rabia y dolor por el homicidio del trabajador."Nosotros estamos regalados, por donde lo miren. Todos los días te enterás que afanaron a alguno o que le pusieron un revólver en la cabeza. Esto no se puede seguir sosteniendo así", señaló Carlos, empleado de un taxímetro de la empresa Radiotaxi, quien dijo haber sido asaltado tres veces."La última vez fue la semana pasada. Perdí por no saber observar (al cliente)", aseguró.Varios de los taxistas consultados por El País, manifestaron que últimamente "se le está dando mucho al taxi porque para el ladrón hay plata fácil".Aníbal, un trabajador de 48 años, empleado de un taxímetro de Celeritas, señaló que las zonas de Cerro y Cerro Norte son hoy las más conflictivas."Hay una barrita en esos barrios que nos está matando todos los días. Ir para esos lados es saber que si no te roban van a andar cerca", dijo.Gerardo, otro trabajador del taxi, de 30 años, no dudó en manifestar que, si bien está de acuerdo con sus colegas, "no hay zona segura para el taximetrista. En cualquier barrio de Montevideo te la pueden...

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