¿Está 'Terminator: Destino oculto' a la altura de las dos primeras películas de la saga?

Siempre estuvo más que claro que con las dos primeras bastaba. Terminator la primera, la de 1982 era una clase B bien interesante porque presentaba dos personajes importantes (la Sarah Connor de Linda Hamilton y el T800 con cara de Arnold Schwarzenegger ) y venía con buenas ideas narrativas. La segunda Terminator 2: El juicio final (también conocido como T2, de 1991) ampliaba la idea, reafirmaba los personajes, tenía un villano malísimo (Robert Patrick) y unos efectos especiales inéditos para la época. En las dos estaba al mando, James Cameron .La saga continuó con tres películas más ( La rebelión de las máquinas , La salvación , Génesis ), que eran redundancias vistosas pero intrascendentes de lo que hasta entonces había sido muy bueno. El regreso ahora de Cameron, como productor y autor de la historia y Hamilton (Schwarzenegger siguió vinculado a la franquicia), como protagonista se anunciaba como el desfibrilador para una saga cansada. El resultado, sin embargo, está más cerca de las olvidables secuelas que de aquel díptico original.La historia continúa donde quedó T2. Aunque Hamilton consiguió neutralizar el dominio de Skynet, la empresa que manejaba las máquinas que nos dominarían en el futuro, la curación no fue definitiva: a tirano depuesto, tirano puesto y ahora es una organización llamada Legión, la que esclaviza a la humanidad y la que tiene resto como para seguir mandando emisarios al pasado a corregir su presente, nuestro futuro. Siempre fue así de entreverado.Las máquinas ahora nos trajeron a otra antromórfica arma mortal, el Rev-9 ( Gabriel Luna ) cuya misión es matar a una muchacha, Dani ( Nicole Reyes ), que, por...

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