Tiempos eróticos

Agustín CourtoisieCon el antecedente de que su novela Lunas de hiel fue llevada al cine por Roman Polanski en 1992, se podía esperar mucho más de este nuevo libro del filósofo Pascal Bruckner (París, 1948). Sin embargo, La paradoja del amor deja gusto a poco y por momentos frustra buena parte de las fundadas expectativas del lector.Es que este ensayo sobre las mutaciones del erotismo, los sentimientos y la familia, operados fundamentalmente desde los años 60, parece querer entender siempre lo ocurrido desde entonces en función de ciertos precedentes filosóficos y literarios (como La Rochefoucauld, Sade, Rimbaud, Freud, Deleuze, Levinas y un sinfín de otros autores), o desde el registro de antiguos fenómenos religiosos e históricos. Esa pretensión de diluir cualquier sorpresa al conectarla con algún ilustre antecedente, le impide reconocer ciertos detalles peculiares de las nuevas maneras de relacionarse, gozar y sufrir. Incluso lo pone peligrosamente al borde de la autoayuda en muchos tramos, o lo conduce a decir ingenuidades sobre la pornografía.No es que Bruckner no haga gala de su cultura y de su inteligencia, demostrada por ejemplo en ensayos anteriores como La euforia perpetua: sobre el deber de ser feliz (2000) y Miseria de la prosperidad: la religión del mercado y sus enemigos (2002). Ocurre que vacila demasiado entre la descripción neutra y el juicio de valor. Por ejemplo, su necesidad de juzgar es clara cuando declara su propósito: "Nuestra libertad amorosa, conquistada con grandes luchas, tiene un precio que se trata de delimitar. Un día habrá que escribir el libro negro de los años sesenta. La libertad no es relajamiento sino mayores responsabilidades". Para agregar, enseguida: "Si este mundo parece a veces brutal, es porque está `emancipado` y porque...