Una travesía oceánica y personal

No está mal y tiene con qué defender varios elogios. Por un lado, la historia de Donald Crowhurst, que es real e involucra a un navegante solitario amateur que se mete en una travesía que le quede un montón de talles más grande y que, superado por la circunstancia tomó alguna decisión de las discutibles. Lo hace, quizás para ganar una carrera imposible pero seguro que para rescatar algo de una dignidad estropeada.

Aunque en tierra lo esperan Rachel Weisz como una esposa confiada y David Thewlis como un agente de prensa desesperado, Un viaje extraordinario es la travesía de Colin Firth quien como ese temerario marino está en cada minuto de película. Firth, que ganó un Oscar por El discurso del rey, hace un esfuerzo considerable y combina su habitual cara de frialdad con una exigencia física poco habitual en su filmografía. Consigue estar a la altura del desafío.

El otro argumento a favor es la dirección del inglés James Marsh quien sin ser nadie del otro mundo ha conseguido un Oscar (por el documental Man On Wire) y un buen retrato de Stephen Hawkins en La teoría del todo, que visualmente estaba muy cuidado en el sentido más británico de la palabra.

Esas características formales se mantienen en Un viaje extraordinario. Consigue -apoyado en la fotografía de Eric Gautier y el diseño de producción de Peter Francis y Jon Henson- los...

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