Vecinos de Montevideo

Todos los gobiernos, sean ellos nacionales o locales, tienen un punto en común: utilizan para ejercer sus competencias recursos humanos y materiales, especialmente financieros. Estos últimos provienen del dinero que, obligatoriamente por medio de los tributos, obtienen del contribuyente. Luego difieren en la amplitud y profundidad de sus competencias.Se ha dicho que el gobierno local es lo que primero se nos presenta como vecinos. Salimos a la calle y el buen o mal estado de las veredas y pavimento, la abundancia o escasez de transporte, la limpieza o suciedad del entorno, la iluminación buena o deficiente, se asoman a nuestra percepción directa. Así podemos medir la calidad de la administración todos los días, a toda hora.El gobierno nacional, cuyas competencias abarcan los grandes temas de un país, aparece más lejano, sin perjuicio de que la seguridad se haya convertido en algo muy presente. Podemos arriesgar la opinión de que levantar la basura, organizar el tránsito y el transporte público, arreglar veredas, plazas y calles no son temas en los que esté muy presente la ideología, en los que las creencias partidarias hagan la diferencia. De allí podemos concluir que los argumentos para decidir a favor de un gobernante y el otro, el departamental y el nacional, sean de distinto orden. En lo municipal, ¡eficacia!, correcta utilización de los recursos, devolver a los vecinos obras a cambio de sus impuestos, tasas y contribuciones. Nada más, ni nada menos.En nuestro país hemos modificado, en forma reciente y sustancial, la forma en que se eligen los gobernantes de uno y otro nivel. Partiendo de la reforma constitucional de 1967, habilitamos primero que la hoja de votación -a celebrarse el mismo día- se dividiera en elección de Intendente y Junta Departamental por un lado y Presidente y Parlamento por el otro, con la condición de que debían los candidatos pertenecer al mismo lema. El régimen anterior despachaba el asunto en una sola lista sabana, donde toda autoridad que se eligiera estaba presente. La barroca ley de lemas admitía sin embargo, que se crearan lemas accidentales, mecanismo al que se acudió en 1946 y 1950, uniéndose los vecinos por encima de partido, en materia local.La gran transformación se produjo en 1996. Se constitucionalizó la presencia de los partidos en la designación de los candidatos y la elección de convenciones que son congresos electores. Se separaron en el tiempo los comicios, siendo esta, a nuestro juicio, la más trascendente...

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