Vehículo para una gran actriz

Si se quiere reducir a dos palabras el juicio sobre este nuevo estreno de Woody Allen corresponde estampar un nombre y un apellido: Cate Blanchett.ynbsp;Tal vez sea un exceso afirmar que esa actriz es toda la película, pero no es injusto asegurar que es el sesenta o setenta por ciento de ella.La mejor actriz del planeta no puede salvar por supuesto una película si no tiene algo de donde agarrarse, y ciertamente Woody le ofrece a su estrella algunos asideros. Una parte de ellos, por cierto, no es original (de hecho proviene de Un tranvía llamado Deseoynbsp;de Tennessee Williams, y el personaje de Jasmine es una moderna Blanche Dubois), pero de todos modos sirve para que su actriz efectúe su monumental despliegue histriónico.El universo de la protagonista se desmorona cuando descubre que su esposo (Alec Baldwin) está involucrado en un escándalo financiero tipo Bernie Madoff. Allen cuenta su historia con cierta inesperada torpeza (el manejo de los "flashbacks" y una edición a los hachazos generan, sobre todo al comienzo, alguna confusión, y hay personajes que entran y salen de la...