Venimos, ahora sí

Parafraseando a Luis Lacalle, venimos. Esa marea de esperanza e ilusiones se ha instalado en todo el país y se percibe en la calle, en la gente. Ciudadanos de a pie que, en períodos electorales anteriores, guardaban silencio o no se manifestaban públicamente, hoy expresan su confianza por lo que las urnas dictaminarán. No es triunfalismo, sino un estado de ánimo que gana a más y más gente en la cuenta regresiva hacia el domingo 24.> > Esperanza, ilusión y alegría por un nuevo tiempo que ya comenzó. Un tiempo de encuentro entre los uruguayos que soñamos y queremos dar batalla por un país mejor. > > Un Uruguay en el que no se divida a la gente entre oligarcas y pueblo, que no se etiquete a las personas de cajetillas y se las desprecie por haber estudiado y haber obtenido un título universitario auténtico. Un país que no castigue con impuestos imposibles al que intenta ganarse la vida honestamente. > > Un país en el que no se financie a la pobreza y condene a miles de compatriotas al círculo perverso de la miseria y la ignorancia. Un Uruguay en el que una patota de dirigentes gremiales no marque la agenda del gobierno y en el que las multinacionales no obliguen al gobierno a aprobar normas a su medida. > > ¿Pensó qué bueno será recuperar el orgullo de ser uruguayo y no sentir más vergüenza porque el gobierno apoya a la dictadura de Nicolás Maduro? O indignarse al ver cómo el expresidente José Mujica celebra con Ali Babá y los cuarenta ladrones del barrio, la liberación de su amigo Lula Da Silva, encarcelado por corrupción y luego de haber presidido el gobierno más corrupto de la historia de Brasil.> > ¿Se imagina usted no tener que escuchar más...

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