¡Qué vergüenza!
Páginas | 41-46 |
EDICIÓN ESPECIAL
Página | 41 | 41
¡QUÉ VERGÜENZA!*
Que todo tiempo pasado fue mejor se debe a la pésima memoria
del Hombre cavilaba Martín el personaje principal de la novela de
Ernesto Sábato: Sobre héroes y tumbas mientras noctambulaba por
las calles porteñas. Sí, tenemos problemas de memoria y por eso dos
por tres nos animamos a hacer alguna síntesis del pasado para intentar
comprender el presente, pero hoy no vamos a someterlos al tedio
habitual de esta práctica que, si somos honestos, ya se viene haciendo
costumbre y estirando los artículos que ponen a prueba la paciencia de
cualquier lector; por eso hoy vamos a ser breves. (¡Esperemos!).
De los temas que la actualidad presenta, nos interesa el
relacionamiento entre las Fuerzas Armadas, el sistema político
(partidario) y la ciudadanía, pues desde el año pasado vienen
sucediendo episodios que tienen como protagonistas a estos actores; ya
sea en ocasión de la reforma de la Caja Militar o de la Ley Orgánica
Militar, los desmanes institucionales de ex Comandante en Jefe del
Ejército (Guido Manini Ríos), la denuncia del actual, agraviado por el
ejercicio de la libertad de expresión o todo el embrollo de los fallos del
Tribunal de Honor Militar.
Las Fuerzas Armadas comenzaron a profesionalizarse a partir de
la década del treinta cuando la política del buen vecino estadounidense
llegó a Uruguay y se invirtió mucho capital en este propósito, cuya
consecuencia fue el creciente poder de la institución alentado
posteriormente (entre otras cosas) con las medidas prontas de
seguridad que a partir de 1946 se hicieron más frecuentes, incluso
hasta se tomaron este tipo de medidas no solo para la represión de
movimientos obreros o estudiantiles, o para suspender las garantías
individuales, sino también para la ayuda a la población afectada por las
famosas inundaciones de fines de los años cincuenta. No fue casual que
* Calero Matías, ContraArgumento Nº 13, mayo 2019.
Para continuar leyendo
Solicita tu prueba