El viajero inmóvil

Su nombre no puede ser pronunciado sin que se sienta removido el confuso mundo de los recuerdos de la infancia y la adolescencia. Resulta difícil encontrar algún lector que no ha sido seducido por el poder de sus fábulas, por su imaginación, por la seducción de sus viajes inverosímiles.Porque si hay alguien a quien no se puede acusar de falta de imaginación, es a él. Todo lo contrario. Es el autor de incontables fantasías, vinculadas a momentos inolvidables de todos nosotros, sus lectores. Hablo de Julio Verne, quien nació hace 185 años. Y levantó el vuelo, hace 108 años. Fue y sigue siendo, uno de los autores más creativos y seductores. Generación tras generación, se suceden sus lectores.Si bien no fue el primer autor de “ciencia ficción”, ya que se considera predecesores de él a Edgar Allan Poe, a Shelley y una larga lista de escritores que hablaron de tierras extrañas y monstruos terribles, es verdad que fue un pionero del género y nos ha legado muchas cosas, además de sus admirables cacharros.De su infancia sabemos que a los once años intentó huir en un barco, pero fue descubierto. Se le atribuye esta frase, demasiado literaria para ser verdadera: “No viajaré más que en sueños”. De todos modos, fue lo que hizo, porque, curiosamente, Verne no fue un hombre aventurero.Tempranamente apasionado por la literatura, debutó a los 22 años con una pieza teatral que fue apadrinada por Alejandro Dumas. Luego escribió el cuento “Un viaje en globo”, al que transformaría en la famosa novela “Cinco semanas en globo”.A los 29 años, se casó con una señora viuda, madre de dos niñas. Desde entonces trabajó como agente de cambios; este oficio le permitió alcanzar holgura económica como para dedicarse a las letras, y fue lo que hizo. Trabajó como un...

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